Brasil frente a los aranceles de EE. UU.: entre la presión inmediata y la oportunidad estratégica
El paquete de apoyo por R$30 mil millones busca mitigar el impacto de los aranceles de hasta 50%, pero especialistas advierten que el verdadero desafío está en la estrategia exportadora y la visión global.
La reciente decisión del gobierno estadounidense de imponer aranceles de hasta el 50% a las exportaciones brasileñas encendió las alarmas en distintos sectores productivos del país sudamericano. En respuesta, el gobierno federal lanzó un programa de crédito de R$30 mil millones a través de la medida provisional llamada Brasil Soberano, con el objetivo de respaldar a las empresas afectadas.
Si bien la ayuda financiera da oxígeno en el corto plazo, analistas coinciden en que los aranceles son solo una parte de un problema mucho más amplio: la falta de planificación estratégica de las exportaciones brasileñas.
Estrategia global, ejecución local
Expertos en comercio internacional señalan que Brasil cuenta con productos altamente competitivos -desde cosméticos hasta alimentos y diseño sostenible- pero todavía enfrenta dificultades para posicionarlos en mercados de alto valor como Estados Unidos. El error, sostienen, no está en la calidad de la oferta, sino en la ausencia de estrategias de largo plazo.
El consumidor estadounidense, explican, no compra únicamente un producto, sino una narrativa de marca respaldada por logística eficiente, precios coherentes y canales de venta bien definidos. En este sentido, ingresar al mercado norteamericano exige mucho más que enviar mercancía: requiere comprender cómo funciona el canal elegido, invertir en marketing internacional y adaptar el embalaje, el mensaje y la propuesta de valor.
Los especialistas advierten que muchas empresas brasileñas abordan la exportación "a pequeña escala", sin pensar en términos de expansión global. Exportar no debería significar necesariamente llenar un contenedor, sino probar productos en plataformas digitales, validar resultados paso a paso y, sobre todo, nacer con la ambición de crecer a gran escala.
En Estados Unidos, por ejemplo, la presencia en marketplaces digitales implica defender derechos de marca y negociar espacio en los canales online, un debate que aún no ha calado con fuerza en Brasil. Esto, subrayan, será uno de los factores que diferencien a las compañías que logren escalar de aquellas que apenas sobrevivan en el nuevo escenario arancelario.
La diversificación aparece como otro eje clave. Depender de un solo país, una sola moneda o un único canal de distribución es considerado un riesgo cada vez mayor. El aprendizaje de países como México, Colombia o Vietnam, que han sabido aprovechar acuerdos bilaterales y marcos regulatorios favorables, se perfila como una guía para Brasil en su búsqueda por ampliar horizontes.
El futuro de las exportaciones brasileñas, apuntan los analistas, ya no dependerá únicamente de la logística, sino de la inteligencia de datos. Quienes logren anticipar la demanda mediante el uso de herramientas de inteligencia artificial, aprovechar el comercio social en plataformas como TikTok Shop y adaptar la producción a los nuevos hábitos globales del consumidor estarán mejor posicionados para convertir la coyuntura en una ventaja.
En definitiva, los aranceles de EE. UU. representan un obstáculo de peso, pero también una llamada de atención: Brasil necesita transformar la coyuntura en una oportunidad para modernizar su estrategia exportadora, proyectar sus productos con visión global y reforzar su competitividad en un comercio internacional cada vez más exigente.