Brasil busca alivio arancelario para su café antes del encuentro con Trump
El gobierno y el Consejo de Exportadores de Café de Brasil refuerzan gestiones para recuperar mercado en EE. UU., donde las ventas del grano cayeron más de 50 % en el último año.
El sector cafetero brasileño se prepara para una semana clave en su estrategia de reconquista del mercado estadounidense. El Consejo de Exportadores de Café de Brasil (Cecafé), junto con el gobierno federal, intensificó las negociaciones para revertir los aranceles de importación impuestos por Estados Unidos, una medida que en los últimos meses provocó una fuerte caída en los envíos del grano.
Según datos de Cecafé, las exportaciones brasileñas de café hacia EE. UU. descendieron un 52,8 % en septiembre respecto del mismo mes de 2024. La contracción coincidió con el aumento de costos logísticos y la aplicación de gravámenes que restaron competitividad al producto brasileño en uno de sus principales destinos.
Frente a este escenario, representantes del organismo se reunieron con el vicepresidente y ministro de Industria y Comercio, Geraldo Alckmin, para definir una hoja de ruta de cara al próximo encuentro entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Donald Trump, que tendrá lugar en Malasia durante la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
De acuerdo con Marcos Matos, director general de Cecafé, la reunión con Alckmin fue "muy productiva" y permitió alinear posiciones sobre la producción, exportación y consumo de café en Brasil y los principales países importadores. "El objetivo es preparar el terreno para que el tema café sea tratado personalmente entre ambos mandatarios", indicó.
El gobierno brasileño impulsa dos vías paralelas de negociación. La primera apunta a la suspensión total de los aranceles sobre productos brasileños, propuesta ya presentada oficialmente a las autoridades estadounidenses, incluido el senador Marco Rubio y la Oficina del Representante de Comercio de EE. UU. (USTR).
La segunda alternativa, en caso de no prosperar la eliminación completa, plantea un proceso de exención producto por producto, con el café como prioridad en la lista de análisis. "Siguiendo la orientación del vicepresidente, el café es el primer producto incluido en la lista de exención, tanto del lado brasileño como del estadounidense", explicó Matos.
El diálogo interministerial involucra a Industria y Comercio, Relaciones Exteriores, Agricultura, Camex y Hacienda, que trabajan de forma integrada para preparar la reunión bilateral. Alckmin habría solicitado a Lula que eleve personalmente el tema al presidente estadounidense, dada la relevancia del café para la economía exportadora de Brasil.
El sector considera que una exención arancelaria sería un paso decisivo para recuperar la participación de Brasil en el mercado norteamericano y fortalecer la imagen del país como líder mundial en sostenibilidad y calidad del café.
El presidente de Cecafé, Márcio Ferreira, señaló que la reducción de las compras estadounidenses "ha afectado al sector en su conjunto y abierto espacio para otros orígenes, lo que podría modificar los hábitos del consumidor norteamericano". Según el dirigente, el riesgo es que los compradores se acostumbren a cafés con perfiles distintos al brasileño, lo que complicaría la recuperación del mercado a mediano plazo.
A pesar de las dificultades, el clima entre los exportadores es de optimismo moderado. Matos subrayó que el gobierno "ha mostrado sensibilidad con el sector y una voluntad firme de defender la competitividad del café nacional".
En la actualidad, Brasil es el mayor productor y exportador de café del mundo, mientras que Estados Unidos figura entre los principales consumidores. El restablecimiento del flujo comercial entre ambos países se considera estratégico para estabilizar precios internacionales y reafirmar el liderazgo de la industria brasileña en la cadena global del grano.
Con las gestiones en curso y la próxima cumbre de la ASEAN como escenario, el café se perfila como protagonista en la agenda bilateral entre Lula y Trump, símbolo de una relación económica que busca renovarse en medio de un contexto internacional desafiante.