Estrecho de Ormuz en jaque: ¿América Latina se beneficia o se complica con el petróleo por encima de 100 USD?
La escalada geopolítica entre Irán y EE.UU. amenaza con cerrar una vía clave del comercio petrolero global.
Aunque Brasil, Argentina, México, Colombia y Venezuela no dependen directamente del flujo que atraviesa el Estrecho de Ormuz, el alza en los precios internacionales del crudo tendría consecuencias inmediatas:
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Exportadores como Brasil, Colombia o Guyana podrían mejorar su balanza comercial si aprovechan la ventana de precios elevados con agilidad logística y normativa.
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Importadores netos como Chile o Centroamérica enfrentarán mayores costos en combustibles, energía e insumos agroindustriales, afectando la seguridad alimentaria y la inflación.
El shock del Estrecho de Ormuz reconfigura los flujos comerciales energéticos. América Latina tiene el desafío de fortalecer su infraestructura portuaria y la logística de exportación para insertarse con ventaja en nuevos mercados que busquen diversificar sus proveedores frente al riesgo en Medio Oriente.
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Panamá y el Canal ganan relevancia como punto de tránsito clave.
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El Arco Atlántico (Brasil y Argentina) podría absorber parte de la demanda desviada de Asia.
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Se requiere inversión urgente en trazabilidad, tecnificación e integración regional para sostener competitividad.

El impacto del petróleo sobre los costos de producción y exportación agroalimentaria es directo. En productos como granos, frutas, carne y café, el incremento del precio del flete reduce márgenes y complica el acceso a mercados exigentes.
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La huella de carbono y la sustentabilidad ganan peso en las decisiones de los compradores globales.
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Iniciativas como la agricultura digital, biotecnología y eficiencia energética serán clave para mitigar el efecto del petróleo caro.
Oportunidad para una política regional coordinada
Organismos como la FAO, CEPAL, BID e IICA ya advierten que la región debe prepararse para responder en bloque. Esto incluye:
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Crear un observatorio regional de precios energéticos y logísticos.
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Promover acuerdos de contingencia entre países exportadores e importadores.
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Apostar a una matriz energética diversificada y resiliente.

El eventual cierre del Estrecho de Ormuz no es solo una amenaza geopolítica: es un test para la resiliencia y visión estratégica de América Latina. La región debe acelerar su integración energética y agroexportadora, invirtiendo en logística, trazabilidad y sustentabilidad.
Una América Latina tecnificada y articulada puede no solo resistir este shock, sino capitalizarlo. Pero el reloj corre, y el crudo ya roza los 100 USD por barril.