Infraestructura rural en marcha: puente estratégico para productores de la Nación Uru Chipaya
Con una inversión superior a 1,5 millones de bolivianos, el gobierno boliviano impulsa la conectividad de zonas agrícolas clave en Oruro. El puente promete mejorar la logística y fortalecer las cadenas productivas rurales.
El Gobierno de Bolivia, a través del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT) y el Programa EMPODERAR, dio inicio a la construcción de un puente vehicular en la Nación Uru Chipaya, ubicada en el departamento de Oruro. La obra, que demandará más de Bs 1.537.501,89, tiene como objetivo fortalecer la infraestructura vial rural y mejorar la competitividad logística de los pequeños productores agrícolas de esta región ancestral.
Conectividad estratégica para el agro rural
El puente permitirá a más de 100 familias productoras mejorar el acceso a mercados, reducir tiempos de traslado y abaratar costos logísticos para productos como papa, quinua y carne de llama, todos con potencial de integración en las cadenas agroalimentarias nacionales e internacionales. La iniciativa se enmarca en una política pública de inclusión productiva y desarrollo rural liderada por el presidente Luis Arce.
Inversión con impacto social y productivo
Durante el acto inaugural, el representante del Programa EMPODERAR, Emilio Huaygua Alí, destacó que esta obra no solo mejora la transitabilidad, sino que impacta directamente en la calidad de vida y rentabilidad del productor agropecuario. Asimismo, remarcó que el proyecto fortalece la resiliencia productiva frente a la variabilidad climática y fomenta la integración territorial de comunidades históricamente postergadas.
La voz de la comunidad
La alcaldesa de la Nación Uru Chipaya, Flora Mamani, agradeció el respaldo del gobierno y resaltó la relevancia de la inversión en infraestructura básica para el desarrollo regional. "Esta obra es una muestra de que el Estado reconoce el valor del productor rural y apuesta por su crecimiento con obras concretas", expresó.
Este nuevo puente no solo representa un avance en materia de infraestructura vial rural, sino que se consolida como pieza clave en la mejora de la logística agroalimentaria en zonas estratégicas. Su impacto trasciende lo estructural: acerca al productor a nuevos mercados, promueve la inclusión económica y asegura la sostenibilidad de la producción agropecuaria en territorios con alto valor cultural y agrícola.
