Sheinbaum cumple un año de gestión y confía en un nuevo entendimiento comercial con Estados Unidos
La presidenta mexicana celebró su primer año en el cargo con un multitudinario acto en el Zócalo y aseguró que México alcanzará un "buen acuerdo" con Estados Unidos en la revisión del T-MEC prevista para 2026.
Con una plaza colmada y un clima de celebración política, Claudia Sheinbaum marcó su primer aniversario como presidenta de México y ratificó su confianza en lograr un nuevo entendimiento comercial con Estados Unidos, en la antesala de la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Durante el acto en el Zócalo capitalino, al que asistieron miles de personas, la mandataria remarcó que el país "alcanzará un buen acuerdo con Estados Unidos y con todas las naciones del mundo", en alusión al proceso que definirá la renovación del tratado comercial norteamericano en 2026.
El mensaje, respaldado por un despliegue simbólico de apoyo popular, buscó transmitir estabilidad y continuidad económica en un contexto donde México destina más del 80 % de sus exportaciones al mercado estadounidense, y donde el T-MEC sigue siendo el pilar de su balanza comercial y de su estrategia industrial.
La presidenta -la primera mujer en ocupar el cargo- destacó además los avances de su política social, a la que calificó como "la más ambiciosa en la historia del país". Según datos oficiales, alrededor de 21 millones de personas se benefician actualmente de pensiones, becas y ayudas directas, con una inversión que representa el 12 % del presupuesto nacional. Este esquema de transferencias directas le ha otorgado una aprobación superior al 70 %, de acuerdo con encuestas recientes, y se considera uno de los ejes de legitimidad de su administración.
Comercio, crecimiento y desafíos fiscales
El acto de aniversario no solo tuvo tono celebratorio. En el plano económico, Sheinbaum defendió la necesidad de mantener relaciones estables con Estados Unidos y Canadá y de fortalecer la competitividad mexicana en un escenario de transformación tecnológica y reconfiguración productiva por el nearshoring. El desafío, admiten economistas locales, será compatibilizar la expansión social con la disciplina fiscal y la baja tasa de crecimiento, que el Banco de México estima en 0,5 % para 2025 y 1,4 % para 2026.
El país enfrenta un déficit fiscal en aumento, impulsado por mayores gastos sociales y el encarecimiento del servicio de deuda. Sin embargo, el gobierno insiste en que las inversiones en bienestar son también una herramienta para estimular el consumo interno y reducir desigualdades. Desde su equipo económico se destaca que "la inclusión social y la estabilidad macroeconómica no son excluyentes, sino complementarias si se gestiona con responsabilidad".
Otro factor que preocupa es la caída de las remesas, que llevan cinco meses consecutivos de descenso. Este flujo, que proviene principalmente de trabajadores mexicanos en Estados Unidos, es un soporte esencial para millones de familias y microemprendimientos rurales. Las autoridades reconocen que la disminución de estos ingresos -en parte ligada a políticas migratorias más restrictivas y a la desaceleración de la economía estadounidense- puede afectar el consumo interno y presionar la demanda agregada.
Pese a los nubarrones, la administración Sheinbaum apuesta por consolidar el potencial del nearshoring para atraer inversión y empleo industrial, especialmente en los sectores de semiconductores, vehículos eléctricos, electromovilidad e inteligencia artificial, con el objetivo de diversificar la matriz productiva y reducir la dependencia energética. "La integración tecnológica con Norteamérica será el motor del desarrollo de la próxima década", señaló la mandataria en su discurso.
El repunte del comercio exterior será determinante para mantener el equilibrio entre las metas sociales y la sostenibilidad fiscal. El próximo año, México deberá comenzar los preparativos para la revisión del T-MEC, un proceso que no solo evaluará el cumplimiento de los compromisos actuales, sino también el grado de adaptación de cada socio a las nuevas cadenas de valor. En ese marco, Sheinbaum buscará sostener una relación pragmática con Washington, preservando la soberanía económica y el flujo de inversiones que el país necesita para financiar su programa de bienestar.
El acto en el Zócalo fue, en definitiva, un punto de balance y proyección: consolidar el apoyo político, reafirmar la estabilidad institucional y marcar el rumbo económico del segundo año de gestión. En el escenario norteamericano, donde la política comercial volverá a tensarse en 2026, México apuesta a llegar preparado, con su economía más diversificada y su tejido social fortalecido.

