Bolivia

Verde, blanca y resistente: la bandera cruceña celebra su día como símbolo de identidad y orgullo

En Santa Cruz, la bandera departamental no es solo un emblema: es parte viva de la historia y de las luchas de su gente. Cada 24 de julio, el verde-blanco-verde flamea como recordatorio de autonomía, cultura y una identidad forjada en resistencia.

Santa Cruz celebra hoy, 24 de julio, el Día de su bandera, un símbolo profundamente arraigado en la historia, el sentir y la lucha del pueblo cruceño. Verde, blanca y verde, en franjas horizontales, la enseña resume siglos de tradición, autonomía y orgullo regional.

La bandera cruceña fue oficialmente adoptada el 24 de julio de 1864 por el cabildo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en un contexto de reafirmación identitaria frente a los cambios políticos nacionales. Desde entonces, el verde representa la riqueza natural, el blanco la paz y unidad, y el segundo verde la esperanza y perseverancia del pueblo cruceño.

Lejos de ser un mero símbolo protocolar, el pabellón verde-blanco-verde ha sido testigo de movilizaciones, reclamos por descentralización, y un fuerte sentimiento regionalista, que hoy se revalida en las calles, escuelas y edificios públicos de todo el departamento.

Más que un emblema: símbolo de resistencia

La bandera cruceña se ha consolidado como ícono de resistencia cívica y orgullo territorial. En distintas etapas, su despliegue ha expresado no solo el amor por la tierra, sino también la demanda de mayor autonomía y respeto a la identidad local.

En las últimas décadas, su presencia ha cobrado aún más fuerza en marchas, concentraciones y actos institucionales, donde flamea como estandarte de una región que defiende su historia, su modelo productivo y sus costumbres.

Una fecha con sentido

El Día de la Bandera Cruceña no es feriado nacional, pero es conmemorado con fervor en todo el departamento. Escuelas, instituciones y organizaciones civiles rinden homenaje con actos, izamientos y reflexiones sobre lo que significa ser parte de Santa Cruz.

La jornada también invita a pensar en el rol del símbolo como punto de encuentro generacional, reforzando un legado que se transmite de padres a hijos: el de una región que no olvida sus raíces y que proyecta su identidad con orgullo al resto del país.

Agrolatam.com
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