La producción mundial de arroz alcanzó un nuevo récord histórico en 2025, generando un escenario de relativa calma en los mercados internacionales. De acuerdo con los últimos reportes, se proyectan más de 523 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 1,5% respecto al año anterior.

Esta expansión fue impulsada por mejores rendimientos en Asia y América Latina, además de un uso más intensivo de tecnologías de manejo de agua, variedades resistentes al cambio climático y estrategias logísticas que redujeron las pérdidas postcosecha.

A pesar de las tensiones regionales en áreas clave como el sudeste asiático y los conflictos comerciales que afectan los flujos internacionales, los precios se han mantenido estables, gracias a una oferta amplia, reservas estratégicas bien distribuidas y políticas de amortiguación de impacto en varios países exportadores.

El consumo también sigue en ascenso, con una demanda sostenida en mercados tradicionales y una mayor incorporación del arroz en programas de seguridad alimentaria en África y América Central.

En este contexto, analistas advierten que el equilibrio actual podría ser frágil si persisten amenazas como fenómenos climáticos extremos o si se interrumpen las rutas logísticas globales. Sin embargo, por ahora, el arroz se consolida como uno de los pocos commodities agrícolas con estabilidad en medio de un mundo convulsionado.