Ecuador

Ecuador busca frenar el avance del moko bacteriano con nuevas soluciones en el campo

La enfermedad causada por la bacteria Ralstonia solanacearum se expande hacia nuevas provincias productoras. Los protocolos de bioseguridad se combinan con investigaciones que buscan herramientas adicionales para prevenir y controlar su propagación.

El moko bacteriano, provocado por la bacteria Ralstonia solanacearum, se ha consolidado en los últimos años como una de las principales amenazas para la producción de banano y plátano en Ecuador. Su avance, que comenzó en el norte del país, hoy alcanza provincias como Los Ríos, Quevedo, San Carlos y El Oro, generando creciente preocupación en los sectores productivos.

La enfermedad es considerada altamente destructiva: causa marchitamiento, necrosis y pérdida total de las plantas, comprometiendo la estabilidad de la producción y, con ello, la capacidad exportadora del país. El riesgo se amplifica en un contexto en el que el banano continúa siendo uno de los pilares de la economía nacional.

Si bien en un inicio los focos se concentraban en áreas puntuales, en las últimas campañas la dispersión del moko se ha acelerado, favorecida por condiciones climáticas de alta humedad. Esto llevó a que las autoridades refuercen los protocolos de bioseguridad y erradicación, que incluyen restricciones al movimiento de material vegetal, monitoreos permanentes y capacitación a productores en las zonas de riesgo.

En paralelo, se desarrollan investigaciones para complementar las medidas oficiales. Entre las alternativas evaluadas se encuentran tratamientos de aplicación en el suelo capaces de inhibir la bacteria y, en algunos casos, incluso estimular el crecimiento radicular de las plantas. Los ensayos realizados hasta ahora muestran que los campos tratados registran menores niveles de infección en comparación con áreas sin intervención, siempre que el manejo se realice bajo condiciones adecuadas de humedad.

El moko no solo afecta al banano y al plátano, sino que también puede atacar otros cultivos como papa, tomate, tabaco, arroz y maíz, lo que amplía la dimensión del problema. Por eso, los investigadores trabajan en un enfoque integral que combine prevención, control y erradicación, aplicable tanto a focos detectados como a zonas cercanas a plantaciones en riesgo.

La amenaza que representa esta enfermedad bacteriana exige un esfuerzo coordinado entre agricultores, técnicos y autoridades, orientado a preservar la sanidad de las plantaciones y garantizar la continuidad de las exportaciones. La experiencia internacional demuestra que, sin medidas efectivas, el moko puede propagarse con rapidez y generar severos impactos económicos y sociales.

El desafío para Ecuador será mantener un equilibrio entre la bioseguridad y la innovación tecnológica, buscando soluciones prácticas que permitan sostener la competitividad de la fruta en los mercados internacionales. La lucha contra el moko se ha convertido en un tema prioritario para la agricultura nacional, ya que de su control depende el futuro de miles de productores y la estabilidad de una de las principales fuentes de divisas del país.

Agrolatam.com
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