República Dominicana

Industria de la yuca abre nuevas oportunidades de exportación en RD

El país ve en el procesamiento de la yuca una vía para conquistar mercados de Estados Unidos y Europa, con énfasis en harina y derivados que elevan su valor agregado.

La yuca, alimento central en la gastronomía dominicana, empieza a ocupar un lugar estratégico en la agenda de exportaciones. Aunque tradicionalmente se consume en fresco en platos populares como el casabe, los bollitos, los pasteles en hoja o como acompañante de "los tres golpes", el futuro parece orientarse hacia la transformación industrial. Productores y líderes del sector agropecuario consideran que esta ruta permitirá consolidar la presencia internacional del rubro y aprovechar nichos de mayor valor en mercados exigentes como Estados Unidos y Europa.

En el XXVII Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, realizado en Bávaro, provincia La Altagracia, el productor Lucho Florencio destacó que el procesamiento industrial de la yuca abre una puerta de gran potencial para República Dominicana. Señaló que si bien el consumo interno de yuca fresca sigue creciendo, la experiencia con productos procesados resulta más favorable para competir en el exterior. La razón principal es que cuando los precios internos se elevan, resulta casi imposible sostener exportaciones de yuca fresca frente a países con tradición en el envío de yuca parafinada o congelada. En cambio, los productos industriales ofrecen mayor estabilidad y capacidad de diferenciarse en el mercado.

Un ejemplo concreto es la reciente exportación de harina de yuca hacia Italia, en colaboración con una empresa de alimentos gourmet que planea utilizarla para elaborar ñoquis destinados a toda Europa y Estados Unidos. Este tipo de alianzas confirma que la transformación de la yuca en derivados como harinas o fermentados no solo diversifica la oferta, sino que multiplica las posibilidades de acceso a consumidores que valoran la innovación y la calidad. Para la agroindustria dominicana, esta es una señal clara de que el futuro pasa por integrar el campo con la industria y avanzar hacia cadenas de valor más complejas.

El productor insistió además en la necesidad de fortalecer la cultura exportadora en el país, lo que implica certificar fincas, cumplir protocolos de sanidad agropecuaria y formar a los agricultores en estándares de calidad e inocuidad. Recalcó que la creación de un organismo especializado en sanidad agropecuaria sería vital para garantizar productos competitivos en los mercados internacionales, un paso que requiere decisión política y acompañamiento institucional. La inocuidad y la trazabilidad se presentan como factores determinantes para conquistar a consumidores exigentes y cadenas de supermercados que exigen certificaciones como condición de compra.

A nivel tecnológico, Florencio aseguró que República Dominicana cuenta con variedades de yuca y paquetes productivos adecuados para avanzar en esta transición. El reto no está en la capacidad productiva, sino en consolidar una estructura exportadora con visión de largo plazo. Para ello, resulta clave estimular la industrialización en origen, incentivar la inversión privada y acompañar con políticas públicas que prioricen la competitividad del sector.

Industria de la yuca abre nuevas oportunidades de exportación en RD

Más allá de la harina, se vislumbra un futuro promisorio para la producción de yuca fermentada y otros derivados que pueden insertarse en cadenas globales de alimentos saludables, libres de gluten y con mayor valor agregado. La versatilidad del cultivo abre la posibilidad de diversificar destinos y acceder a nichos gourmet y de alimentos funcionales que hoy muestran un crecimiento acelerado.

La apuesta por la yuca industrial coincide además con la necesidad de que República Dominicana diversifique su matriz exportadora y reduzca la dependencia de productos tradicionales. Los líderes agropecuarios destacan que el rubro puede convertirse en un motor de desarrollo rural y en un generador de divisas si se logra consolidar la cadena desde la producción hasta la comercialización internacional. En un contexto global donde los consumidores demandan innovación, trazabilidad y productos inocuos, la yuca procesada ofrece al país una oportunidad única de posicionamiento.

La visión de largo plazo apunta a un 2036 en el que la agroindustria dominicana pueda competir en igualdad de condiciones con exportadores tradicionales de yuca industrializada. Para lograrlo, el país debe combinar tecnología, certificaciones, educación agrícola y un marco institucional sólido que permita sostener la competitividad. El camino ya comenzó con las primeras experiencias de harina de yuca hacia Europa y con el reconocimiento de que la transformación industrial es la clave para abrir puertas y consolidar mercados. El desafío será mantener la continuidad, escalar volúmenes y garantizar que la yuca dominicana, además de ser símbolo cultural, se convierta en un embajador agroindustrial en el mundo.

Agrolatam.com
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