Perú alista el ingreso del aguaymanto al exigente mercado de Estados Unidos
El fruto andino completó el análisis fitosanitario y podría exportarse a EE. UU. en 2026, impulsando la diversificación agroexportadora del país.
El aguaymanto peruano está cada vez más cerca de dar el salto al mercado de Estados Unidos, un logro que consolidaría la expansión de la fruticultura andina en el comercio internacional. La fruta completó con éxito el análisis de riesgo fitosanitario, etapa clave para definir los requisitos de ingreso exigidos por el país norteamericano.
La presidenta del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), Vilma Gutarra, confirmó que el proceso técnico llegó a su fase final, lo que abre la posibilidad de que las exportaciones puedan concretarse durante el primer semestre de 2026. "El aguaymanto podría ser para la sierra lo que el arándano fue para la costa: un cultivo de gran valor con impacto en la economía rural", señaló la funcionaria durante un encuentro empresarial sobre comercio agroalimentario entre Perú y Estados Unidos.
El anuncio representa un paso estratégico dentro del proceso de diversificación de la oferta agroexportadora peruana, que en los últimos años ha mostrado un crecimiento sostenido. Solo en 2024, las ventas de arándanos, uvas, espárragos y paltas al mercado estadounidense superaron los US$ 2.500 millones, según cifras oficiales.
Un fruto con identidad andina y potencial global
Conocido también como goldenberry o physalis, el aguaymanto es una fruta originaria de los Andes con alto contenido de antioxidantes, vitaminas y minerales. Su sabor, versatilidad y vida útil prolongada la han posicionado como una alternativa competitiva frente a otras berries en los mercados internacionales.
El cultivo se desarrolla con éxito en zonas de Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco y el Vraem, donde los microclimas andinos permiten cosechas continuas y fruta de alta calidad. Para Gutarra, el desafío no está solo en la producción, sino en organizar a los agricultores familiares para garantizar estándares de inocuidad y trazabilidad exigidos por los compradores internacionales.
"Cuando los productores trabajan asociados, los recursos, la asistencia técnica y la comercialización son mucho más eficientes. Lo hemos visto con los pequeños palteros que exportan a Estados Unidos desde parcelas de una hectárea o menos", explicó la titular del Senasa.
El organismo sanitario sostiene que la asociatividad y la certificación fitosanitaria serán determinantes para posicionar al aguaymanto como una nueva fruta bandera del Perú, capaz de competir en valor agregado con el arándano y la palta.
El mercado estadounidense mantiene una demanda creciente por frutas tropicales y productos saludables, un segmento donde el aguaymanto encaja por su perfil nutricional y sus aplicaciones industriales en jugos, snacks y repostería premium.
Actualmente, el Perú exporta pequeñas cantidades de aguaymanto a Canadá, Países Bajos y Reino Unido, en formatos deshidratados o procesados. Con la apertura sanitaria de Estados Unidos, el producto podría ingresar como fruta fresca, lo que ampliaría su valor comercial y dinamizaría la economía de las regiones productoras.
La jefa del Senasa destacó que la diversidad climática peruana -con zonas de cultivo a lo largo de la costa, sierra y selva- ofrece ventajas comparativas únicas. "Podemos producir todo el año y atender distintos calendarios de cosecha. Eso nos permite competir con frutas de alto valor en cualquier época", sostuvo.
El organismo trabaja ahora en protocolos complementarios de manejo poscosecha y control de plagas, junto con los gobiernos regionales y asociaciones agrícolas, para garantizar el cumplimiento de los estándares que exige el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Expertos del sector estiman que, en su fase inicial, el aguaymanto fresco podría generar más de US$ 30 millones en exportaciones anuales, con potencial de crecimiento en el mercado de frutas funcionales y saludables.
El avance del aguaymanto simboliza la nueva etapa del agro peruano, orientada a diversificar su canasta exportadora y fortalecer la presencia de la agricultura familiar en el comercio global. Con el respaldo técnico del Senasa y la apertura de nuevos mercados, el país busca consolidarse como uno de los grandes protagonistas de la fruticultura latinoamericana.