El algodón paraguayo apuesta por la tecnología para sostener su lugar en el mercado mundial
El cultivo emblema del Chaco enfrenta una zafra difícil por el clima, pero avanza en innovación y genética para mantener su competitividad exportadora.
El algodón paraguayo, símbolo del arraigo productivo del Chaco, celebra este 7 de octubre el Día Mundial del Algodón en un contexto de contrastes: una campaña marcada por las lluvias intensas que redujeron los rendimientos y, al mismo tiempo, un proceso sostenido de modernización tecnológica que busca reforzar su presencia en los mercados internacionales.
Según explicó Florian Reimer, gerente general de una de las principales cooperativas algodoneras, la presente zafra enfrentó importantes desafíos productivos. "Este año fue difícil. Se sembró prácticamente la misma superficie que la del año pasado, pero el clima afectó los resultados. Hubo parcelas inundadas y eso redujo bastante la producción", señaló.
La cosecha actual se estima en unas 40 mil toneladas de algodón en rama, frente a las 70 mil toneladas del ciclo anterior, lo que refleja una disminución cercana al 43 %. La superficie cultivada se mantuvo estable, en torno a 20 mil hectáreas, pero con menores rendimientos promedio debido al exceso hídrico registrado durante el verano.
Exportación sin demanda local
A pesar del impacto climático, el algodón chaqueño sigue siendo un cultivo estratégico para la economía paraguaya. La fibra se exporta principalmente a países asiáticos, donde se concentran las grandes industrias textiles. En Paraguay, la falta de hilanderías limita la transformación local y obliga a destinar casi toda la producción al mercado externo.
Este patrón revela una dependencia estructural de las exportaciones, pero también una oportunidad: posicionar al algodón nacional como un producto de alta calidad, con trazabilidad y sostenibilidad certificada, dos atributos cada vez más valorados en los mercados internacionales.
Innovación y genética adaptada al Chaco
Mientras la naturaleza impone límites, el sector avanza hacia una mayor tecnificación. Nuevas instalaciones de procesamiento y clasificación de semillas están elevando el estándar del material disponible para siembra, con variedades adaptadas a las condiciones del Chaco.
El más reciente informe del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) sobre el Monitoreo de OGM 2024 en la Región Occidental muestra que el Chaco cuenta con 3.505 hectáreas de algodón genéticamente modificado, lo que representa cerca del 12 % de la superficie total. Estas variedades, desarrolladas para aumentar la resistencia a plagas y mejorar el rendimiento, forman parte de una estrategia nacional de fortalecimiento productivo y bioseguridad agrícola.
La articulación entre el sector público y las cooperativas productoras permite generar información más precisa sobre el avance del cultivo y al mismo tiempo asegurar un uso responsable de las tecnologías disponibles.
Proyecciones y resiliencia
De cara a la próxima zafra, el panorama se mantiene incierto. Según Reimer, podría haber una reducción en la superficie sembrada, aunque los productores confían en que una mejor distribución de lluvias favorezca los rendimientos. "Probablemente haya menos hectáreas, pero esperamos que el clima acompañe y que la producción se recupere", anticipó.
El desafío inmediato del algodón paraguayo pasa por estabilizar la producción, agregar valor localmente y continuar invirtiendo en innovación. En un escenario global donde la sostenibilidad y la eficiencia marcan la diferencia, el país busca consolidar su papel como proveedor de fibra natural de alta calidad.
Con una cadena productiva que combina tecnología, genética avanzada y cooperación institucional, el algodón del Chaco reafirma su potencial como motor de desarrollo rural y pieza clave del comercio agrícola paraguayo. En el Día Mundial del Algodón, la apuesta está clara: modernizarse para seguir siendo competitivo.