El arroz paraguayo se consolida como producto estrella y amplía su alcance internacional
Con exportaciones a más de 35 destinos y nuevas gestiones hacia Taiwán y Medio Oriente, el arroz se afianza como uno de los pilares del agroindustrial paraguayo.
El arroz paraguayo vive uno de sus mejores momentos en el mercado internacional. Con una zafra que avanza a buen ritmo y una demanda externa sostenida, el cereal se consolida como uno de los grandes protagonistas del agro nacional.
En la actualidad, Paraguay exporta su arroz a más de 35 destinos, un hito que refleja la madurez de una cadena de valor que genera empleo, inversión y desarrollo en distintas regiones del país.
Según estimaciones del sector, el país mantiene unas 210.000 hectáreas cultivadas, cifra similar a la del ciclo anterior, con más del 60 % de avance en la intención de siembra. La cosecha, que se extiende entre enero y abril, se proyecta estable en rendimiento y volumen.
El contexto internacional también juega a favor: la combinación de precios firmes, disponibilidad hídrica y tecnología aplicada ha permitido que el arroz paraguayo se posicione como un producto competitivo en calidad y valor agregado.
A diferencia de otros rubros agrícolas, el arroz que Paraguay exporta no se comercializa como materia prima, sino como alimento procesado listo para el consumo. Se trata de arroz blanco e incluso parbolizado, que llega directamente a supermercados y hogares en diversos continentes. También se exportan presentaciones de arroz integral y con cáscara, además de subproductos industriales con salida en diferentes segmentos.
Esa estrategia le ha permitido al país distinguirse en mercados exigentes. Más del 70 % de las exportaciones se dirige a Brasil, un socio estratégico por su cercanía y costos logísticos competitivos.
No obstante, el desafío del sector es diversificar destinos. Chile ocupa el segundo lugar como comprador, con altos estándares sanitarios que ratifican la calidad del arroz paraguayo, mientras que Estados Unidos, Canadá, Panamá, Bolivia y Turquía se suman a la lista de importadores recientes. Además, Centroamérica muestra una demanda creciente año tras año.
El gremio arrocero trabaja activamente en abrir nuevos mercados, entre ellos Taiwán, con el cual se gestiona un cupo de exportación de gobierno a gobierno a través de la representación diplomática en Taipéi.
También se exploran oportunidades en el Medio Oriente, impulsadas por la eliminación de visados con Qatar y la posibilidad de exportar a países con certificación halal, como Emiratos Árabes Unidos e Irak, donde Paraguay ya tuvo incursiones comerciales.
"Lo vemos totalmente viable. Hay interés real y demanda", destacaron desde el sector, al anticipar que el próximo ciclo podría consolidar esos envíos.
Innovación y valor agregado
El crecimiento del arroz paraguayo no se explica solo por su expansión territorial, sino por el salto tecnológico y la eficiencia productiva alcanzada en los últimos años.
Las industrias locales han incorporado procesos automatizados de secado, molienda y empaquetado, mientras que en el campo se aplican sistemas de riego tecnificado y semillas mejoradas que incrementan el rendimiento y reducen el consumo de recursos.
El sector destaca además por su resiliencia frente a la variabilidad climática y por el compromiso con la calidad sanitaria y ambiental. Este avance ha permitido consolidar la confianza de los compradores internacionales y fortalecer la presencia de Paraguay en ferias, misiones comerciales y acuerdos bilaterales.
"El arroz es hoy uno de los rubros más competitivos del país. Hemos crecido en tecnología, productividad y mercados; eso demuestra la capacidad de la industria paraguaya para innovar y seguir conquistando el mundo", señalan desde el gremio.
Un embajador del agro paraguayo
Con estabilidad productiva, infraestructura moderna y una estrategia exportadora en expansión, el arroz paraguayo reafirma su papel como motor de la agroindustria nacional.
Su creciente presencia internacional no solo representa divisas y empleo, sino también la consolidación de una marca país basada en la calidad, trazabilidad y sostenibilidad.
De esta manera, el cereal se convierte en un verdadero embajador del agro paraguayo, que hoy llega a las mesas de América, Europa, Asia y, pronto, también del Medio Oriente.