Bioestimulantes naturales impulsan la productividad sustentable de la soja en América del Sur
A base del alga marina Ascophyllum nodosum, estas soluciones ayudan al cultivo de soja a resistir el estrés climático, mejorar la eficiencia en el uso del agua y aumentar el rendimiento con menor impacto ambiental.
La búsqueda de tecnologías agrícolas más sostenibles y eficientes ha impulsado el crecimiento del uso de bioestimulantes naturales en la producción de soja, especialmente en Argentina y Brasil, dos potencias que concentran más de 220 millones de toneladas anuales del grano en América del Sur.
En los últimos años, los avances en biotecnología y manejo agronómico han permitido mejorar la productividad, cosechando más granos en la misma superficie sembrada. Solo en Brasil, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) reportó un rendimiento récord de 3.621 kilos por hectárea, el más alto en la historia del país.
Frente a los desafíos del cambio climático y la necesidad de reducir el uso de agroquímicos, los bioestimulantes elaborados a partir del alga Ascophyllum nodosum, recolectada de forma sustentable en las aguas frías del Atlántico Norte, se posicionan como una alternativa eficaz para reforzar la resiliencia del cultivo y mejorar la salud del suelo.
Según especialistas del sector, el valor de este tipo de extractos radica en su composición bioactiva, rica en compuestos como polisacáridos, manitol, fucosa, aminoácidos, betaínas y ácido algínico, que desencadenan en las plantas respuestas fisiológicas beneficiosas: mayor desarrollo radicular, mejor absorción de nutrientes, incremento de la fotosíntesis y tolerancia al estrés hídrico y térmico.
Soja más fuerte, cultivos más eficientes
En el cultivo de soja, los efectos positivos se observan desde las primeras etapas del desarrollo, con raíces más vigorosas, plantas más estructuradas y mejor llenado de granos durante la madurez. Estos beneficios se traducen en rendimientos más estables y una mayor uniformidad en los lotes, incluso bajo condiciones de sequía o altas temperaturas.
El uso regular de bioestimulantes basados en Ascophyllum nodosum puede aumentar la productividad del cultivo hasta en un 8%, según ensayos técnicos regionales, además de ofrecer mayor estabilidad entre campañas agrícolas.
Su aplicación también favorece prácticas de manejo sostenible, como la siembra directa, la rotación de cultivos y la agricultura regenerativa, al fortalecer la estructura del suelo y estimular la actividad microbiana.
De esta manera, los bioestimulantes contribuyen a reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos y mejorar la eficiencia del uso del agua, dos ejes clave en la agricultura moderna.
Los expertos destacan que, más allá de su efecto sobre el rendimiento, estas soluciones representan una herramienta de adaptación climática, capaz de mejorar la tolerancia de la soja a eventos extremos y mantener la productividad en escenarios variables.
"Hoy la innovación biológica ocupa un rol central en el futuro de la agricultura sudamericana. Este tipo de tecnologías permite combinar rentabilidad con sostenibilidad, respondiendo a las demandas del mercado por alimentos con baja huella ambiental y alta trazabilidad", señalan investigadores del sector.
Con un crecimiento estimado del 10% anual en el uso de bioestimulantes naturales, América del Sur se posiciona como una región líder en la adopción de prácticas que promueven la productividad sustentable, en línea con los objetivos de transición ecológica de la agricultura global.
El fortalecimiento de la investigación en este campo y la incorporación de herramientas biotecnológicas de origen natural consolidan una nueva etapa en la producción de soja: más eficiente, resiliente y alineada con los estándares internacionales de sostenibilidad.