Biológicos en América Latina: De la adopción temprana a la masificación regional
La agricultura latinoamericana acelera la incorporación de insumos biológicos en sistemas de producción intensiva. De la soya brasileña a los berries mexicanos, los biológicos ganan terreno frente a la presión normativa y la demanda por sustentabilidad.
El uso de insumos biológicos en la agricultura de América Latina está dejando de ser una práctica marginal para convertirse en parte central de las estrategias agronómicas. La presión por reducir residuos químicos, las exigencias de los mercados internacionales y el cambio climático impulsan su adopción. En 2025, Brasil, México y Argentina concentran los mayores avances, cada uno con perfiles productivos y regulatorios propios.
Brasil es el mercado de biológicos más grande de América Latina y uno de los más dinámicos del mundo. En 2024, el país registró más de 500 productos biológicos aprobados, con aplicaciones que van desde el tratamiento de semillas hasta el control de plagas y enfermedades. La soya, el maíz y la caña de azúcar son los principales cultivos donde se integran soluciones como inoculantes, bioestimulantes y biofungicidas. El respaldo normativo del MAPA y el avance de plataformas integradas fortalecen su adopción.
En Argentina, la adopción de insumos biológicos se apoya en una base científica robusta y una red de institutos como INTA, que promueven la validación local. La biofertilización y el control biológico en cultivos extensivos (trigo, maíz, girasol) crecen con rapidez, al igual que el uso de consorcios microbianos. Sin embargo, la falta de una regulación específica para productos biológicos limita el escalamiento comercial. Las exportaciones de bioinsumos a países vecinos emergen como una nueva frontera para pymes tecnológicas locales.
En México, la agricultura de exportación está impulsando la adopción de biológicos, especialmente en cultivos de alto valor como aguacate, tomate, berries y pimientos. La certificación orgánica, los protocolos fitosanitarios y la trazabilidad son requisitos clave para ingresar a mercados como Estados Unidos y la Unión Europea. Empresas biotecnológicas mexicanas han logrado desarrollos competitivos en bioestimulantes y controladores de nematodos, con fuerte foco en sostenibilidad.
Entre las principales tendencias se destacan el uso combinado de biológicos con agroquímicos tradicionales (manejo integrado), la preferencia por productos con datos de eficacia comprobada y la demanda por formulaciones estables y de fácil aplicación. A pesar del dinamismo, persisten barreras: falta de homologación normativa entre países, escasez de asesores capacitados y desinformación técnica entre productores.
Los biológicos representan una oportunidad para reposicionar a América Latina como proveedor global de alimentos con bajo impacto ambiental. Iniciativas público-privadas, inversión en I+D, y la cooperación regional para armonizar marcos regulatorios serán claves para pasar de la adopción a la masificación. Además, el crecimiento del e-commerce agropecuario y la digitalización de la trazabilidad podrían acelerar su penetración.
La transición hacia biológicos en América Latina está en marcha. Si bien aún hay retos, el potencial para lograr sistemas agrícolas más sustentables, resilientes y competitivos es tangible. La masificación de los biológicos dependerá de políticas claras, ciencia aplicada y articulación regional.