Agricultura

Plantas "doble fotosíntesis": la nueva biotecnología que promete más alimentos y menos CO

Científicos de Taiwán desarrollaron plantas que capturan hasta un 50 % más de carbono y producen tres veces más semillas. El hallazgo abre una nueva era para la agricultura y la sostenibilidad global.

La biotecnología agrícola acaba de dar un salto que podría redefinir el futuro de la producción de alimentos. Un equipo de la Academia Sínica de Taiwán consiguió desarrollar plantas genéticamente editadas que pueden capturar hasta un 50 % más de dióxido de carbono (CO) y producir hasta tres veces más semillas que las convencionales. El hallazgo, publicado en la revista Science, representa un avance histórico en la búsqueda de una agricultura más eficiente y sostenible.

Este descubrimiento surge en un contexto global de creciente demanda de alimentos y presión climática sobre los ecosistemas agrícolas. En América Latina, donde amplias zonas productivas enfrentan sequías prolongadas, degradación de suelos y altos costos de insumos, una tecnología capaz de mejorar la fotosíntesis y aumentar el rendimiento sin ampliar la superficie cultivada podría marcar un antes y un después.

Una segunda vía de fotosíntesis

El equipo científico, liderado por el Dr. James Liao, presidente de la Academia Sínica, logró introducir en las plantas un circuito bioquímico sintético que actúa en paralelo con la fotosíntesis natural. Este mecanismo adicional permite fijar carbono de manera más eficiente, optimizando el uso de la energía solar y acelerando la conversión de CO en biomasa.

Las pruebas se realizaron sobre Arabidopsis thaliana, una especie vegetal modelo utilizada por la ciencia. Los resultados mostraron un crecimiento más rápido, mayor acumulación de aceites en hojas y semillas y un aumento sustancial en la cantidad de granos producidos. Los investigadores apodaron a estas plantas "mágicas", al comprobar que por primera vez en la historia se logró duplicar los sistemas de fijación de carbono dentro de un mismo organismo vegetal.

El Dr. Liao explicó que la innovación podría tener implicancias directas en la mitigación del cambio climático. "Las actividades humanas emiten alrededor de 9.600 millones de toneladas de CO al año, mientras que los ecosistemas naturales absorben cerca de 220.000 millones. Si lográramos incrementar apenas un 10 % la capacidad de fijación de carbono de los cultivos agrícolas, podríamos compensar una fracción significativa de las emisiones globales", destacó.

Una oportunidad para la región

La noticia ha despertado gran interés en América Latina, una región que alberga más del 15 % de la superficie cultivable del planeta y que, pese a su enorme potencial, enfrenta desafíos crecientes de productividad y sostenibilidad. La posibilidad de incorporar cultivos con mayor capacidad fotosintética ofrece un camino hacia sistemas agrícolas más resilientes, competitivos y menos dependientes de insumos externos.

De acuerdo con los especialistas, los países latinoamericanos podrían beneficiarse de esta tecnología en varios frentes. En primer lugar, permitiría producir más alimentos por hectárea, reduciendo la presión sobre ecosistemas naturales. En segundo lugar, incrementaría la disponibilidad de aceites vegetales y biocombustibles, sectores estratégicos en la transición energética. Finalmente, al mejorar la eficiencia del uso de carbono, podría contribuir directamente a cumplir los compromisos climáticos internacionales asumidos por la región.

"La agricultura es parte del problema, pero también puede ser parte de la solución climática", señalan investigadores del proyecto. El desarrollo de plantas con mayor capacidad de capturar carbono abre una nueva vía para transformar los cultivos en aliados activos contra el calentamiento global, sin renunciar a la rentabilidad ni a la seguridad alimentaria.

Aunque la aplicación comercial aún se encuentra en fase experimental, el equipo taiwanés ya trabaja en transferir esta innovación a cultivos estratégicos como maíz, arroz, trigo, soja y tomate, con el objetivo de evaluar su comportamiento bajo condiciones reales de campo. La prioridad ahora es garantizar la estabilidad genética, la reproducibilidad de los resultados y la seguridad ambiental de las plantas modificadas.

De confirmarse su efectividad, esta tecnología podría convertirse en una de las herramientas más disruptivas de las próximas décadas. Su adopción global impulsaría una nueva generación de cultivos inteligentes, con mayor rendimiento, menor huella de carbono y la capacidad de ayudar a equilibrar el ciclo natural del CO.

En un mundo que busca producir más alimentos con menos recursos, los avances en biotecnología vegetal se perfilan como un pilar clave de la agricultura del futuro. América Latina, con su diversidad de ecosistemas y su peso en la producción mundial de granos, podría ser protagonista de esta nueva revolución verde que combina ciencia, innovación y sostenibilidad.

Agrolatam.com
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