Bolivia refuerza controles por la palta peruana tras alerta de cadmio en Europa
Ingreso de palta peruana contaminada con cadmio, un metal pesado tóxico que encendió alarmas en la Unión Europea y ya provocó el retiro de lotes en Países Bajos.
El Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) emitió un instructivo urgente para reforzar la vigilancia en todos los pasos fronterizos de Bolivia, con el objetivo de prevenir el ingreso de palta peruana contaminada con cadmio. La medida responde a la alerta internacional lanzada por el sistema de alerta rápida para alimentos y semillas de la Unión Europea (UE), que detectó niveles superiores a los permitidos en partidas exportadas desde Perú.
De acuerdo con la notificación europea, la palta tipo Hass analizada presentó una concentración de 0,054 mg/kg de cadmio, cuando la normativa comunitaria establece un máximo de 0,05 mg/kg. La diferencia puede parecer mínima, pero en términos de inocuidad alimentaria es significativa, ya que se trata de un metal pesado que se acumula en el organismo y puede generar efectos graves para la salud humana. Por este motivo, países como Países Bajos retiraron de inmediato los lotes afectados de sus mercados, encendiendo las alarmas en la región andina y en los destinos importadores.
Riesgos para la salud y posibles causas
El cadmio es considerado uno de los contaminantes más peligrosos para el consumo humano. En exposiciones agudas puede causar náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea y cefalea, mientras que el consumo repetido y prolongado incrementa el riesgo de daños renales, desmineralización ósea e incluso cáncer. Se trata, además, de un elemento difícil de eliminar del organismo, lo que agrava los riesgos sanitarios.
Expertos consultados plantean distintas hipótesis sobre cómo el cadmio pudo llegar a la fruta. Una de ellas apunta al uso de fertilizantes y pesticidas con trazas de cadmio, práctica que aún persiste en varios países productores. Otra posibilidad es que los suelos estén contaminados previamente, ya sea por actividades agrícolas intensivas o por factores ambientales. También se menciona la cercanía de los cultivos a zonas de actividad minera, que en Perú tiene una fuerte presencia y puede afectar la calidad del agua y del suelo.
Comercio y consumo en Bolivia
En Bolivia, pese a la advertencia internacional, la palta peruana sigue llegando a los principales mercados mayoristas y se comercializa sin mayores restricciones. Vendedores en centros de abasto de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz aseguraron no haber recibido notificación alguna sobre el tema. "No nos han dicho nada. La gente la compra bastante. Ahora llega menos, pero es por falta de combustible", señaló una comerciante, restando importancia a la alerta sanitaria.
Los precios también muestran variaciones: una caja de palta se vende entre Bs 400 y Bs 500, mientras que las frutas grandes alcanzan los Bs 18 por unidad. El flujo de producto se mantiene, aunque con volúmenes menores por cuestiones logísticas, lo que genera dudas sobre la efectividad de los controles en frontera.
Frente a este escenario, el Senasag informó que el personal en los pasos fronterizos fue instruido a revisar cargamentos, realizar decomisos si se detectan partidas sospechosas y reforzar el control documental de importación. Sin embargo, las autoridades aclararon que no existen señales visibles que permitan determinar si una palta contiene cadmio, ya que solo un análisis de laboratorio puede confirmarlo.
Impacto regional y desafíos pendientes
El caso no solo preocupa a Bolivia, sino que también plantea interrogantes para toda la región andina, donde Perú se ha consolidado como un exportador líder de palta Hass a nivel mundial. En 2024, el país vecino superó los 3.000 millones de dólares en ventas externas, con la Unión Europea y Estados Unidos como principales destinos. El hallazgo de cadmio pone en riesgo esa reputación y podría derivar en mayores exigencias para los productores y exportadores peruanos.
Para Bolivia, la situación es un desafío doble: por un lado, como país importador de palta peruana, debe garantizar la inocuidad de los alimentos que ingresan al mercado interno. Por otro, enfrenta el reto de proteger a sus propios productores, que en regiones como los Yungas de La Paz o en Tarija buscan consolidarse con una oferta local que compita frente al producto importado.
En ese contexto, algunos analistas plantean que la crisis podría abrir una oportunidad para la producción boliviana, siempre y cuando se refuercen las buenas prácticas agrícolas y los controles de calidad, garantizando la trazabilidad de la fruta y una certificación sanitaria confiable.
Producción sostenible y confianza del consumidor
El Senasag reiteró que su prioridad es la protección de la salud pública y que se mantendrán los operativos de control en frontera hasta que se garantice la seguridad del producto. No obstante, reconoció que el desafío principal está en recuperar la confianza del consumidor, dado que los riesgos del cadmio no pueden identificarse a simple vista.
"Solo un análisis de laboratorio puede detectar la presencia del metal en la fruta. Por eso recomendamos adquirir el producto de proveedores confiables y con respaldo sanitario", indicó la institución en un comunicado.
La polémica en torno a la palta peruana confirma que, en un mundo cada vez más interconectado, la seguridad alimentaria es un factor decisivo tanto para la salud de los consumidores como para la competitividad de los productores. Para Bolivia, el desafío será equilibrar el abastecimiento interno con la garantía de inocuidad, mientras que para Perú el reto se centra en revertir el impacto de la alerta europea y demostrar que sus estándares productivos cumplen con los requisitos internacionales.