Bolivia

La nueva joya de los campos cruceños: la chía se afirma con fuerza y sorprende por sus rindes

En los suelos del este boliviano, un cultivo con pasado milenario se abre paso con tecnología, manejo técnico y rotación inteligente. La chía logra rindes récord y se convierte en una opción cada vez más atractiva frente a la soja.

Un pequeño grano con enormes propiedades está conquistando el este boliviano. La chía, cultivo ancestral por excelencia, se posiciona como una alternativa agrícola cada vez más rentable en Santa Cruz de la Sierra, donde los productores reportan rendimientos históricos impulsados por prácticas de manejo técnico avanzadas y una rotación estratégica con soja.

Con rendimientos que ya superan los 800 kilos por hectárea en algunas zonas, la chía deja atrás su rol marginal para convertirse en una opción sólida dentro del esquema productivo regional. La clave, según técnicos y productores, reside en tres factores: elección del lote, fechas de siembra bien calibradas y manejo sanitario riguroso.

"Cuando respetamos el ciclo, cuidamos la densidad de siembra y aplicamos controles preventivos contra enfermedades y malezas, los resultados están a la vista", explica Elvio Baldomar, productor y asesor técnico del municipio de Cuatro Cañadas. Este año, Baldomar logró una producción de 850 kg/ha en uno de sus lotes, cifra que representa un récord local y evidencia el potencial del cultivo.

Uno de los aspectos más destacados de la chía es su adaptabilidad a diferentes tipos de suelo, especialmente en zonas donde la soja empieza a mostrar signos de agotamiento. Su rusticidad y bajo requerimiento hídrico también la convierten en una aliada para enfrentar las crecientes irregularidades climáticas.

Además, la inclusión de chía en los esquemas de rotación aporta beneficios agronómicos clave, como la mejora de la estructura del suelo, el corte del ciclo de malezas resistentes y la recuperación del perfil productivo. Técnicos del INIAF destacan que, además de su valor económico, la chía también fortalece la sostenibilidad del sistema agrícola regional.

Actualmente, Bolivia exporta chía a Estados Unidos, México, Alemania y otros países europeos, donde el grano es demandado por su perfil nutricional alto en omega 3, fibra y antioxidantes. El crecimiento del interés internacional ha generado una mejora en los precios y ha despertado el interés de nuevos productores, especialmente aquellos que buscan diversificar frente a la inestabilidad de los commodities tradicionales.

En este contexto, empresas proveedoras de insumos y servicios ya están desarrollando paquetes tecnológicos adaptados al cultivo, desde variedades seleccionadas hasta soluciones específicas para control de plagas y enfermedades. "La tecnificación del cultivo es clave para lograr estabilidad productiva", señala Carlos Vargas, ingeniero agrónomo de una firma que asesora en la zona de Pailón.

No obstante, el avance de la chía también enfrenta desafíos. Uno de ellos es la falta de infraestructura específica para la cosecha y postcosecha, lo que en algunos casos provoca pérdidas o compromete la calidad del grano. Otro reto es la fluctuación de precios en el mercado internacional, que depende en gran medida de la demanda de productos saludables en países desarrollados.

A pesar de eso, el entusiasmo crece. Algunos productores ya proyectan ampliar su superficie sembrada para la próxima campaña. En zonas como San Julián, Okinawa y El Puente, la chía dejó de ser una prueba para convertirse en un componente estable del portafolio agrícola.

Agrolatam.com
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