Brasil central enfrenta riesgo de sequía temprana tras primeras lluvias de la temporada
Las lluvias de septiembre permitieron iniciar la siembra de soja en Mato Grosso y Minas Gerais, pero la rápida vuelta a condiciones secas amenaza la germinación y pone en duda el margen para la doble cosecha.
El inicio de la temporada agrícola en Brasil central mostró esta semana un giro abrupto. Tras varios meses de sequía, un frente atmosférico dejó lluvias de 25 a 75 milímetros en estados como Mato Grosso y Minas Gerais, suficiente para que muchos productores decidieran arrancar la siembra de soja 2025/26. Sin embargo, la ventana húmeda se cerró rápidamente: el sistema frontal se disipó y volvió el tiempo seco acompañado de altas temperaturas, lo que genera gran incertidumbre para los cultivos recién implantados.
Con registros que superan los 35 °C, el agua acumulada en el perfil del suelo podría evaporarse en pocos días. Esto preocupa a los agricultores que sembraron de inmediato, ya que las semillas germinadas no tienen humedad subterránea suficiente tras cuatro meses sin lluvias. En este escenario, los riesgos de muerte de plántulas y necesidad de replantación aumentan de forma considerable.
Quienes optaron por esperar podrían tener una ventaja si las precipitaciones regresan en octubre, aunque también asumen un riesgo: si se retrasa demasiado la siembra, se reduce la ventana para la doble cosecha de soja seguida de maíz o algodón, que es clave para la rentabilidad en la región.
Un calendario incierto
Los modelos meteorológicos prevén la llegada de un nuevo frente del 8 al 11 de octubre, que podría traer lluvias más generalizadas al centro de Brasil. Sin embargo, las proyecciones son todavía inciertas, y una nueva decepción en el patrón de precipitaciones podría comprometer seriamente el inicio de la campaña agrícola.
El principal peligro radica en que, si la soja se planta tarde, el maíz y el algodón de segunda cosecha quedarán más expuestos a la estación seca de 2026, con impactos potenciales en la productividad.
Mientras tanto, más al sur, en Mato Grosso do Sul, Paraná y Argentina, la situación es diferente. Las lluvias han sido más frecuentes y los suelos mantienen mejores niveles de humedad, lo que permite avanzar con las siembras entre episodios de precipitaciones. Por ahora, la amenaza de sequía no se ha materializado en esas zonas.
Sin embargo, la presencia de una Niña en desarrollo en el Pacífico tropical despierta preocupación. El fenómeno podría traer condiciones más cálidas y secas durante el pico del ciclo agrícola, con consecuencias que aún son difíciles de anticipar.
En este contexto, el arranque de la campaña en Brasil central será crucial para definir el rumbo de la producción sudamericana: un inicio complicado no solo afecta a la soja, sino también a la estrategia de doble cosecha que sostiene la competitividad de la región en los mercados globales.