Brasil bate récord de canola y apuesta por el girasol invernal
El área de canola alcanza 211.800 hectáreas en 2025, un 43% más que el año pasado.El girasol gana espacio en el sur del país.
Brasil comenzó la mayor cosecha de canola de su historia, marcando un nuevo hito para la diversificación agrícola del país. De acuerdo con la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), el cultivo alcanzó en 2025 una superficie de 211.800 hectáreas, lo que representa un incremento del 43% respecto a 2024, cuando se habían sembrado 147.900 hectáreas.
El avance se concentra casi en su totalidad en el estado de Rio Grande do Sul, que reúne 209.900 hectáreas, mientras que el resto se distribuye en Paraná. La producción estimada para la campaña 2025/26 asciende a 309.000 toneladas, un volumen 58% superior a las 195.000 toneladas del ciclo anterior.
Según el relevamiento de la Conab, el crecimiento responde al impulso de las plantas de biocombustibles, que utilizan el grano de canola como materia prima para la elaboración de biodiésel. El aumento de la demanda energética y la búsqueda de alternativas sostenibles han convertido a este cultivo en un componente estratégico del nuevo mapa agroindustrial brasileño.
Canola: un cultivo clave para el invierno
Aunque la canola se utiliza ampliamente como aceite comestible y tiene fuerte demanda en el mercado internacional, su expansión en Brasil se vincula directamente con la política energética y la rotación de cultivos de invierno.
Productores y analistas destacan que esta tendencia permitirá al sur del país alcanzar una segunda cosecha de granos en la estación fría, aprovechando áreas que antes quedaban ociosas después de la soja o el maíz.
El rendimiento promedio proyectado ronda 1,46 toneladas por hectárea, lo que confirma el potencial productivo de las nuevas variedades adaptadas al clima templado húmedo de Rio Grande do Sul. Además, el cultivo aporta beneficios agronómicos: mejora la estructura del suelo, facilita el control de malezas y amplía la oferta de forraje para rotaciones ganaderas.
El optimismo del sector es tal que la cadena productiva ya proyecta alcanzar 1 millón de hectáreas de canola en el mediano plazo, impulsada por inversiones en plantas de procesamiento y biocombustibles. La sinergia entre industria, investigación y productores está fortaleciendo la posición de Brasil como referente regional en oleaginosas de invierno.
En este contexto, la Conab subrayó la importancia de mantener políticas de incentivo a la producción de granos destinados a energía, dado su impacto positivo en la sustentabilidad y en la seguridad energética nacional.
Girasol: expansión en el noroeste gaúcho
El informe de la Cosecha de Granos 2025/26 también destaca el crecimiento del girasol en Rio Grande do Sul, donde la superficie estimada asciende a 6.000 hectáreas. Aunque la cifra parece modesta, representa una recuperación significativa respecto al ciclo anterior, cuando la falta de semillas había limitado la expansión.
El aumento se explica por una mayor disponibilidad de simientes, mejores resultados en las últimas campañas y la posibilidad de integrar el girasol como segunda cosecha tras cultivos de verano. Su rusticidad y capacidad de adaptación a diferentes condiciones climáticas lo convierten en una alternativa atractiva para los productores del sur brasileño.
La siembra se concentró en la región noroeste, con un progreso del 25% a fines de julio, 65% en agosto y el 10% restante a comienzos de septiembre. Actualmente, el 100% de los cultivos se encuentra en etapa vegetativa, con buenas condiciones sanitarias y climáticas.
El girasol aporta además valor agregado a la rotación agrícola, al mejorar la estructura del suelo y ofrecer oportunidades para la producción de aceite vegetal y biocombustibles. Con precios firmes y mayor adopción tecnológica, su presencia podría ampliarse en los próximos ciclos agrícolas.
El crecimiento simultáneo de canola y girasol refleja una transformación estructural en la agricultura de invierno del sur de Brasil. Ambos cultivos fortalecen la integración entre agricultura y energía, y contribuyen a una matriz productiva más diversificada y resiliente.
Para los especialistas, la adopción de oleaginosas de invierno no solo aporta estabilidad económica, sino que también mejora la eficiencia ambiental de los sistemas agrícolas, al reducir la exposición del suelo y aprovechar la humedad residual tras las cosechas de verano.
Brasil avanza así hacia un modelo donde la rotación de cultivos, el uso eficiente del suelo y la producción de energía renovable se combinan como pilares del desarrollo agroindustrial. Si la tendencia se mantiene, Rio Grande do Sul podría consolidarse como el mayor polo de oleaginosas invernales de Sudamérica.