Brasil prepara cosecha récord de soja que amenaza cuota de mercado de EE. UU.
Con precios deprimidos y sin nuevas ventas a China, los productores estadounidenses enfrentan un panorama complejo mientras Brasil proyecta sembrar 1,7 millones de hectáreas adicionales y alcanzar las 177,7 millones de toneladas.
El mapa mundial de la soja vuelve a tener a Sudamérica en el centro de la escena. Brasil, segundo productor agrícola global después de Estados Unidos pero ya líder en exportaciones, se prepara para dar un nuevo salto que puede reconfigurar el equilibrio del comercio internacional.
En un contexto donde los agricultores estadounidenses transitan una de las campañas más difíciles de los últimos años -con precios cercanos a mínimos históricos y sin ventas significativas al mercado chino-, las proyecciones oficiales de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) indican que la superficie sembrada en Brasil crecerá un 3,7 % esta campaña. La cifra equivale a sumar 1,7 millones de hectáreas adicionales y representa el mayor incremento en tres años.
Si el clima acompaña, el país alcanzará un récord de 177,7 millones de toneladas de soja, consolidando su posición como el principal abastecedor de la oleaginosa a nivel global.
Estados Unidos, en retroceso
La noticia llega en el peor momento para los agricultores del Midwest estadounidense. Durante el último año, las tensiones comerciales con China redujeron al mínimo los embarques de soja desde Estados Unidos hacia el gigante asiático. En lo que va de la campaña no se ha registrado ningún envío nuevo a Pekín, dejando a los productores norteamericanos sin su principal destino de exportación.
Esta parálisis se combina con precios deprimidos que apenas cubren los costos de producción. El ingreso de una oferta récord desde Brasil amenaza con mantener los valores bajos por más tiempo, lo que podría profundizar la crisis de rentabilidad en las granjas estadounidenses.
Las ventajas brasileñas
Más allá del aumento de superficie, Brasil goza de ventajas estructurales frente a Estados Unidos. Su moneda, el real, suele depreciarse en épocas de cosecha, lo que mejora la competitividad de sus exportaciones frente a los valores dolarizados de sus rivales. Además, la expansión de la infraestructura portuaria y logística en estados como Mato Grosso y Pará ha reducido costos de transporte y tiempos de envío hacia Asia, el destino más codiciado.
El resultado es una ecuación que favorece al productor brasileño: más área, mejor tipo de cambio y costos logísticos en descenso, un combo difícil de igualar para los agricultores estadounidenses.
China, el gran comprador
La relevancia de este escenario se entiende al mirar a China, principal comprador mundial de soja, que importa más de 90 millones de toneladas por año. Pekín ha encontrado en Brasil un socio estratégico, no solo por volumen sino también por la posibilidad de negociar condiciones más flexibles.
En los últimos años, las compras chinas se inclinaron crecientemente hacia el grano sudamericano, en detrimento del estadounidense. De confirmarse la nueva cosecha récord, esta tendencia se profundizará, consolidando el vínculo comercial entre ambos gigantes emergentes.
Argentina y la región
El impacto regional también merece atención. Argentina, tercer productor mundial de soja y principal exportador de harina y aceite derivados, atraviesa un proceso de recuperación tras la fuerte sequía que golpeó la campaña 2022/23. Aunque se espera un repunte en su producción, la magnitud del salto brasileño podría diluir parte de las oportunidades comerciales argentinas en los mercados internacionales.
Paraguay, por su parte, también se beneficia de condiciones climáticas favorables y apunta a expandir sus exportaciones. Sin embargo, al igual que Argentina, compite con un Brasil que impone el ritmo de los precios y concentra la mayor parte de los embarques hacia Asia.
Los analistas coinciden en que la presión de la cosecha brasileña será determinante para la evolución de los precios internacionales en los próximos meses. De mantenerse la tendencia, los márgenes para los productores estadounidenses seguirán ajustados y podrían derivar en un cambio estructural en el mapa del comercio global de granos.
En este nuevo tablero, Brasil emerge no solo como el mayor productor, sino como el actor central que define las reglas del juego, desplazando a Estados Unidos del liderazgo que supo ejercer durante décadas.