Brasil alcanza un récord histórico en la importación de fertilizantes
En julio ingresaron al país 4,79 millones de toneladas de insumos, un 15 % más que el mes anterior, en medio de un escenario global de tensiones y alta demanda.
Brasil volvió a demostrar el peso de su agricultura en el mercado mundial con un movimiento que llamó la atención de todo el sector: importó en julio un volumen récord de fertilizantes, alcanzando los 4,79 millones de toneladas, según cifras del Ministerio de Industria, Comercio y Servicios. Se trata de un incremento del 15 % respecto a junio, lo que confirma la estrategia de los compradores brasileños de acelerar las adquisiciones en un contexto internacional marcado por la incertidumbre.
Un mercado que se anticipa a las tensiones globales
El salto en las importaciones refleja la preocupación de productores y empresas por garantizar los insumos necesarios para la próxima cosecha, en un país que es uno de los mayores consumidores de fertilizantes del mundo. Con una agricultura que depende en gran medida de estos productos -particularmente en cultivos como la soja, el maíz y la caña de azúcar-, Brasil se ha visto obligado a reforzar sus compras para evitar cualquier quiebre en la cadena de suministro.
El escenario internacional ha sido un factor clave. Las tensiones geopolíticas -que incluyen conflictos en zonas productoras, restricciones logísticas y la volatilidad de los precios de la energía- impactan directamente en la producción y distribución de fertilizantes a nivel global. La guerra en Ucrania, las sanciones económicas a Rusia y Bielorrusia (importantes proveedores de potasa y derivados), junto con los altos costos de transporte marítimo, han generado un marco de imprevisibilidad que empuja a países como Brasil a asegurar stocks con anticipación.
En este sentido, el récord de julio no solo responde a una mayor demanda interna, sino también a una estrategia de prevención frente a la posibilidad de nuevos picos de precios o dificultades de abastecimiento en los próximos meses.
Dependencia y estrategias de abastecimiento
Brasil es el cuarto mayor consumidor de fertilizantes del planeta, pero depende en un 85 % de las importaciones para cubrir sus necesidades. La falta de grandes yacimientos propios de potasio y fosfato ha llevado al país a depender de un abanico de proveedores externos, entre los que se destacan Rusia, Canadá, China, Marruecos y Estados Unidos.
Ante esa dependencia estructural, el gobierno y el sector privado han desplegado políticas de diversificación de proveedores y, en paralelo, programas de estímulo a la producción nacional de fertilizantes. Sin embargo, los proyectos de exploración y nuevas plantas demandan años de inversión, por lo que la solución inmediata sigue siendo comprar más en el exterior y con mayor previsión.
El aumento del 15 % en julio se suma a una tendencia que comenzó en los últimos meses, cuando se detectó un adelanto de las compras por parte de cooperativas y grandes productores agrícolas. El objetivo es evitar lo sucedido en ciclos anteriores, cuando la llegada tardía de insumos puso en riesgo la planificación de la siembra.
Impacto en la próxima campaña agrícola
La decisión de acelerar las importaciones en pleno invierno austral responde a la necesidad de preparar la logística para la siembra de soja y maíz de la safra 2025/26. Estos cultivos concentran la mayor demanda de fertilizantes y son también los que posicionan a Brasil como el mayor exportador mundial de proteínas vegetales.
El adelanto de compras genera además un efecto sobre los precios internos. Al asegurar volúmenes elevados en los puertos brasileños, se logra mayor previsibilidad para la planificación de costos de los productores, aunque también implica mayores gastos de almacenamiento y logística.
De todos modos, para analistas del sector, esta es una apuesta necesaria en un momento en que los riesgos globales son altos y la estabilidad de los mercados no está garantizada. La señal es clara: Brasil no quiere arriesgar su próxima cosecha, que será determinante no solo para su economía, sino también para la seguridad alimentaria mundial.
Proyección regional y rol de Brasil
El récord de importaciones brasileñas también tiene un impacto en América Latina. Como principal motor agrícola de la región, cualquier movimiento de Brasil repercute en la disponibilidad y los precios de los fertilizantes en países vecinos como Argentina, Paraguay y Uruguay, que suelen competir por los mismos proveedores.
Además, la apuesta brasileña por asegurar insumos envía un mensaje al mercado internacional: la demanda de fertilizantes en Sudamérica seguirá firme, lo que puede presionar los precios al alza en el corto plazo.
El desafío de fondo para Brasil será reducir gradualmente su dependencia externa. Mientras tanto, la estrategia de anticipar compras y diversificar orígenes aparece como el camino inevitable para blindar la producción agrícola en un mundo cada vez más inestable.