Suspensión china de fertilizantes genera alerta en América Latina: ¿qué países pueden verse afectados?
Países como Brasil, Argentina y otros se preparan ante un posible aumento de precios, búsqueda de nuevas fuentes y riesgos en sus cultivos.
La reciente suspensión de exportaciones de fertilizantes por parte de China, que incluye productos especializados como el monoamonio-fosfato técnico (TAMP) y la urea en solución -además de insumos tradicionales como el fosfato diamónico (DAP) y la urea granular- ya genera preocupación en los mercados globales.
Aunque la medida tiene como principal afectado a India, América Latina podría sentir el impacto indirecto debido a la dependencia regional de insumos importados y la creciente presión sobre los precios internacionales.
Efecto dominó sobre los precios
Brasil, principal comprador de fertilizantes en la región, mantiene una alta dependencia de las importaciones, que representan más del 80 % del consumo interno. Una restricción en el suministro mundial podría encarecer los costos de producción y tensionar los márgenes de los productores agrícolas.
En Argentina, la medida coincide con un momento de mayor demanda de insumos para la siembra de granos gruesos, lo que podría agravar la presión sobre los costos en dólares y el acceso al crédito para la compra de fertilizantes.
La situación también preocupa en Uruguay, Paraguay y Perú, donde las importaciones de urea y DAP han mostrado incrementos sostenidos en los últimos meses. Con China fuera del mercado, la competencia por abastecimiento se intensifica.
Un impacto global con consecuencias locales
China es el mayor exportador mundial de fertilizantes y un proveedor clave de productos de alta tecnología agronómica, como los fertilizantes solubles y los bioestimulantes. Su salida temporal del mercado genera un efecto inmediato: reducción de oferta, aumento de precios y mayor incertidumbre para la planificación agrícola.
Si la suspensión -vigente desde el 15 de octubre- se extiende por varios meses, el escenario podría complicarse aún más para la región, especialmente si otros grandes productores como Rusia o Marruecos no logran cubrir la demanda internacional.
Ante este panorama, varios países latinoamericanos evalúan diversificar sus fuentes de importación y fortalecer la producción local de fertilizantes, aunque los proyectos de industrialización de amoníaco y fosfatos aún se encuentran en etapas incipientes.
Expertos advierten que los gobiernos y el sector privado deberán planificar sus compras con anticipación y evitar depender exclusivamente de proveedores asiáticos, mientras se fortalecen los lazos comerciales con otras regiones como África y Medio Oriente.
Aunque América Latina no es el destino principal de los fertilizantes suspendidos, la región no está exenta de los efectos del mercado global. La interrupción de envíos desde China podría actuar como un cuello de botella mundial, con consecuencias directas en la rentabilidad del agro latinoamericano y en la estabilidad de los precios de los alimentos.