Colombia

El café, orgullo colombiano, enfrenta una desaceleración productiva que amenaza su peso económico

La caficultura colombiana podría sufrir una baja en 2026 por factores climáticos y fisiológicos. Expertos advierten posibles impactos en divisas y empleo rural.

El café, símbolo histórico de Colombia y motor de su economía rural, enfrenta un panorama incierto para 2026. Tras un 2025 marcado por cifras récord, el sector caficultor se prepara para una desaceleración productiva atribuida a factores climáticos y al ciclo fisiológico natural de los cafetales.

De acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), la producción nacional alcanzó en 2025 14,87 millones de sacos de 60 kilos, un incremento del 17 % respecto al año anterior. Fue una de las mejores cosechas de la última década, impulsada por condiciones climáticas favorables y por la renovación de cafetales en miles de fincas productoras.

El crecimiento también se reflejó en el comercio exterior: las exportaciones aumentaron 6 % en septiembre y el valor total de los envíos subió 79,7 % entre enero y agosto, alcanzando US$ 3.670 millones, según datos oficiales. Sin embargo, el ciclo 2025/2026 podría marcar un punto de inflexión.

La FNC advirtió que la nueva campaña podría registrar una reducción en la producción debido a dos factores combinados: la alternancia productiva de los cafetales -un comportamiento fisiológico normal del cultivo- y las lluvias intensas de inicios de 2025, que afectaron floraciones y procesos de maduración en varias zonas del país.

"Después de un año de alta carga productiva, es habitual que los árboles entren en una etapa de menor rendimiento. A esto se suman las condiciones climáticas que han afectado el desarrollo de las cosechas", explicaron fuentes técnicas del gremio.

El impacto se percibiría principalmente en los meses de cosecha principal, cuando se espera una menor cantidad y calidad del grano, lo que podría afectar tanto el volumen de exportaciones como los ingresos por divisas.

Posibles efectos sobre la economía colombiana

De acuerdo con un análisis citado por Reuters, la reducción en la producción cafetera tendría repercusiones significativas sobre la economía nacional. El café representa uno de los principales productos de exportación y sostiene a cerca de 540.000 familias caficultoras en todo el territorio.

Cualquier caída en la cosecha repercute directamente en los ingresos rurales, el empleo agrícola y la captación de divisas, especialmente en regiones donde la caficultura es la base económica. La situación también podría presionar la balanza comercial en un contexto de desaceleración regional y costos crecientes de insumos agrícolas.

"El sector cafetero tiene un papel estabilizador en la economía colombiana. Una reducción en las exportaciones afecta no solo a los productores, sino al flujo de divisas que entra al país", indicaron analistas consultados.

Estrategias para sostener la resiliencia

Ante el riesgo de una baja productiva, los expertos insisten en la necesidad de reforzar la resiliencia del sector a través de políticas de largo plazo. Entre las prioridades se incluyen:

  • Promover prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan la vulnerabilidad frente al cambio climático.

  • Diversificar cultivos y fuentes de ingreso en regiones cafeteras para reducir la dependencia de un solo producto.

  • Invertir en investigación genética para desarrollar variedades de café más resistentes a enfermedades y variaciones climáticas.

  • Capacitar a los productores en manejo integrado de cultivos y gestión de riesgos climáticos.

La FNC también impulsa programas de renovación de cafetales y de sostenibilidad ambiental orientados a mantener la competitividad internacional del café colombiano, reconocido mundialmente por su calidad y trazabilidad.

El eventual descenso en la producción afectaría con mayor fuerza a los territorios tradicionalmente cafeteros, donde el grano es el motor económico local:

  • Eje cafetero (Quindío, Caldas, Risaralda y norte de Antioquia): corazón histórico de la producción, con predominio de cafetales de altura.

  • Huila, reconocido por cafés de alta calidad destinados al mercado premium.

  • Tolima, con gran aporte a la exportación y alto empleo rural.

  • Norte del Valle del Cauca, donde la caficultura convive con cultivos frutales y caña.

  • Caldas y Santander, regiones con caficultores medianos y pequeños altamente dependientes del cultivo.

En estas zonas, la combinación de lluvias y alternancia productiva podría reducir tanto la cantidad como la calidad del grano, afectando miles de hogares.

Agrolatam.com
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