Control biológico en la chacra peruana: Agrónomos y agricultores de Puno adoptan prácticas sostenibles
Puno apuesta por el control biológico: técnicos y agricultores fortalecen sus capacidades para manejar plagas sin químicos, impulsando una agricultura más sostenible y rentable.
La adopción de tecnologías agronómicas sostenibles se vuelve imperativa en el agro peruano ante el cambio climático, la presión de plagas emergentes y la necesidad de asegurar la seguridad alimentaria nacional. En Puno, productores, técnicos y funcionarios gubernamentales se han integrado en una iniciativa clave que busca transformar la forma en que se manejan las plagas agrícolas: el control biológico como componente central del Manejo Integrado de Plagas (MIP).
Durante una capacitación de tres días organizada por PlantwisePlus y ejecutada con apoyo de CABI, los participantes aprendieron teoría y práctica sobre agentes biológicos: insectos parasitoides, depredadores naturales y microorganismos entomopatógenos. La propuesta busca disminuir el uso excesivo de plaguicidas químicos, uno de los factores que más afecta la rentabilidad, la salud de la chacra y la sostenibilidad ambiental.
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En Puno, como en otras zonas de la sierra peruana, los agricultores enfrentan brotes recurrentes de plagas, vinculados a cambios en lluvias, temperaturas y variabilidad climática creciente. El uso de pesticidas químicos ha sido una práctica dominante, con riesgos para la sanidad vegetal, la salud de los trabajadores, los consumidores y los ecosistemas andinos. Tras la intervención, los asistentes manifestaron mayor confianza y comprensión en el uso de métodos biológicos, destacando los beneficios ambientales, económicos y sociales de su aplicación.
El cambio climático intensifica la presión de plagas a través de mayores temperaturas y patrones de precipitación alterados, lo que favorece la proliferación de insectos y enfermedades. Los costos recurrentes de pesticidas, la dependencia de insumos importados y las fluctuaciones en los precios locales generan inseguridad para los productores. Instituciones como MINAGRI, SENASA y programas de desarrollo rural están llamados a fortalecer marcos legales y normativos que impulsen la aprobación, distribución y uso correcto de biopesticidas y organismos de control biológico. La disponibilidad de herramientas digitales como el Portal de Bioprotección de CABI facilita el acceso a información sobre productos registrados, buenas prácticas agrícolas (BPA), trazabilidad y protocolos técnicos de aplicación.
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Las sesiones prácticas enseñaron cómo preparar y aplicar biopesticidas, además del mantenimiento adecuado de pulverizadores de mochila, lo que reduce errores en aplicación y residuos. Se introdujeron prácticas de limpieza, calibración y seguridad que aseguran eficiencia y protección del operario. Se promueve la asociatividad: agricultores organizados pueden compartir agentes de control, lograr economías de escala y mejorar la distribución de estos productos biológicos. Extensionistas del INIA informan que ahora cuentan con conocimientos suficientes para replicar en sus distritos, ampliando el impacto en comunidades agrícolas de la sierra.
Entre los principales desafíos se encuentra la resistencia cultural al cambio, ya que muchos productores continúan confiando en plaguicidas químicos por su eficacia rápida, aun cuando sus efectos secundarios sean altos. También existen limitaciones de acceso a insumos biológicos registrados y asequibles, así como retos logísticos y de transporte en zonas altoandinas. Por otro lado, existe una clara necesidad de políticas públicas que incentiven el uso seguro y registrado de biocontrol, así como de crédito agrario adaptado para la innovación agropecuaria.
Las oportunidades incluyen el fortalecimiento de programas del Agrobanco y otros instrumentos de financiamiento para adquirir insumos biológicos, capacitación y asistencia técnica. También se puede incentivar que MINAGRI y sus aliados incorporen el control biológico en sus líneas de apoyo, gobernanza territorial y extensión rural. La agroexportación de cultivos limpios y con prácticas sostenibles representa una ventaja competitiva, especialmente en mercados que valoran producción libre de residuos. Asimismo, se puede fomentar el desarrollo de bioproductos adaptados a los ecosistemas andinos, que cuenten con registro y sean comunitariamente fabricables.
"La parte práctica de la capacitación fue muy útil... ahora tengo la confianza de poder orientar a los agricultores de mi región sobre cómo preparar y aplicar correctamente los productos de biocontrol", comenta Miguel Mayco, extensionista del INIA.
"Apoyar a los agricultores con soluciones biológicas eficaces es vital en esta región", señala la Dra. Yelitza Colmenarez, Coordinadora Regional de PlantwisePlus para América Latina y el Caribe. "Queremos asegurar que las prácticas agrícolas no solo produzcan alimentos, sino que también protejan a las generaciones futuras".
El control biológico en Puno no es solo una opción técnica, sino una estrategia integral para lograr un agro más sustentable, rentable y resiliente. Si bien los desafíos son reales, las oportunidades en innovación, financiamiento, asociatividad y políticas adecuadas representan caminos viables para la transformación agrícola en la sierra peruana. Para los productores, ingenieros agrónomos, técnicos y formuladores de políticas, el llamado es claro: adoptar y multiplicar buenas prácticas agrícolas, fortalecer la trazabilidad y el registro de bioproductos, y promover una cultura de agricultura que valore el ambiente tanto como la productividad.