Invernaderos sin plaga: la apuesta biológica que emerge del laboratorio al campo
Un innovador sistema de control de plagas utiliza un hongo entomopatógeno para combatir la mosca blanca y la araña roja en invernaderos de Querétaro. La idea rompe con el uso convencional de agroquímicos y abre la puerta a una agricultura más sostenible.
En pleno corazón de Querétaro, un enfoque biológico redefine la protección fitosanitaria en invernaderos. En el Campo Agro Experimental del Tecnológico de Monterrey, se puso en marcha un experimento que utiliza Beauveria bassiana, un hongo entomopatógeno, para controlar eficazmente plagas clave como la mosca blanca, la araña roja y el piojo harinoso.
El producto, en formato de polvo mojable -conocido como Bb-Protec-, se aplica directamente en las plantas en condiciones controladas. El hongo ataca a los insectos chupadores abriendo una vía biológica para su erradicación, evitando el uso de agroquímicos tradicionales y reduciendo residuos tóxicos en el ambiente.
Este sistema de control biológico no surgió de la casualidad, sino de un diseño meticuloso: el hongo fue seleccionado por su alta especificidad y eficiencia sobre las plagas más dañinas en cultivos protegidos. Su aplicación surge tras la alianza entre una empresa suiza, Andermatt, y BioBee México, que introdujeron el fungicida bajo supervisión local. El experimento también se fortaleció con asesoría científica desde Suiza, reforzando la validez experimental y replicabilidad del sistema.
Los primeros resultados revelan un control significativo de las plagas objetivo, sin afectar polinizadores ni microorganismos beneficiosos. La mosca blanca y la araña roja disminuyeron notablemente en áreas tratadas. En paralelo, el componente fitosanitario logró reducir el uso de insecticidas, alineándose con tendencias de agricultura sostenible y criterios de inocuidad, cada vez más exigidos en mercados internacionales.
El experimento puso a prueba cada fase: monitoreo, aplicación y evaluación, con apoyo de técnicos y estudiantes dedicados a generar datos precisos sobre eficacia, dosis y ciclos de reaplicación. Lo obtenido derivará en un protocolo replicable en distintos climas y tipos de cultivo.
El valor de este sistema va más allá del rendimiento técnico. Muestra que es posible construir un sistema fitosanitario que combine eficiencia, economía y respeto ambiental. Además, legitima un modelo agroindustrial donde la protección del cultivo se logra sin sacrificar la salud del ecosistema.
Para los investigadores, la apuesta es convertir el hongo en una herramienta accesible para agricultores con diferentes escalas productivas. Su uso en polvo mojable lo hace compatible con equipos agrícolas básicos, facilitando su adopción a nivel regional.
Este experimento representa un paso significativo hacia una agricultura de invernadero más limpia, eficiente y responsable. El control biológico con Beauveria bassiana ofrece un camino viable para reducir la dependencia de químicos y sentar las bases de una transición hacia sistemas productivos sostenibles y saludables.