Cuba

Entre desafíos y tradición: la industria tabacalera cubana muestra signos de recuperación

Tras años de dificultades, la campaña 2024-2025 del tabaco cubano comienza a dar señales alentadoras. Con mejores condiciones climáticas, más áreas sembradas y una recuperación gradual en los niveles de acopio, el sector busca reconectar con su histórico prestigio internacional.

Agrolatam.com
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La industria tabacalera cubana, una de las más emblemáticas del país, comienza a mostrar signos de recuperación durante la campaña 2024-2025, tras enfrentar años marcados por fenómenos climáticos extremos, escasez de insumos y dificultades logísticas. Según datos del Grupo Empresarial Tabacuba, ya se han sembrado más de 14.800 hectáreas de tabaco a nivel nacional, lo que representa un incremento de 2.000 hectáreas en relación con la campaña anterior.

Pinar del Río, la cuna del mejor tabaco del mundo, lidera el proceso de recuperación con alrededor de 9.700 hectáreas cultivadas. Esta cifra, aunque aún distante de los niveles históricos, representa una mejora significativa, especialmente considerando que la provincia fue una de las más afectadas por el huracán Ian en 2022. La rápida respuesta organizativa, la recuperación paulatina del suelo productivo y el compromiso de los vegueros han sido claves para volver a poner en marcha el corazón del tabaco cubano.

La calidad de la hoja, un atributo clave en el prestigio internacional de los habanos, ha mostrado avances notables. Las condiciones climáticas durante la etapa de crecimiento fueron más favorables que en ciclos anteriores, y el manejo técnico de los cultivos ha incorporado mejores prácticas agronómicas, en parte gracias a la capacitación intensiva promovida por Tabacuba y las cooperativas de producción.

Además, se ha informado un incremento en los niveles de acopio respecto a campañas anteriores, lo que genera expectativas positivas tanto para el mercado interno como para la exportación. El tabaco cubano es uno de los productos agrícolas de mayor valor agregado del país, con fuerte presencia en Europa, Asia y Medio Oriente. La reactivación de la cadena de producción representa no solo un alivio para la economía local, sino también una oportunidad para recuperar ingresos estratégicos en divisas.

Uno de los factores que ha favorecido la reactivación del sector es la coordinación entre productores, técnicos, organismos estatales y cooperativas. En muchas zonas, especialmente en Vueltabajo, los trabajadores del tabaco han reconstruido infraestructuras de secado, mejorado las casas de curado y restablecido las rutas de acopio y transporte. Este esfuerzo colectivo ha permitido que el tabaco vuelva a ocupar su lugar como cultivo prioritario, a pesar de las limitaciones estructurales del país.

La industria, sin embargo, no está exenta de desafíos. Aún persisten dificultades en el acceso a fertilizantes, combustibles y repuestos para maquinaria agrícola, lo que condiciona el rendimiento y eleva los costos de producción. Además, la necesidad de modernizar parte de la infraestructura de beneficio y exportación sigue siendo una asignatura pendiente para ampliar la competitividad.

Pese a ello, el optimismo se hace presente. El gobierno ha reiterado su voluntad de priorizar el sector tabacalero en las políticas de reactivación económica, considerando su impacto en el empleo rural, la generación de divisas y el posicionamiento global de la marca país. En este sentido, se han reactivado convenios con instituciones científicas para el desarrollo de nuevas variedades, mayor resistencia a plagas y mejor adaptabilidad al cambio climático.

Desde las vegas de Pinar del Río hasta las zonas productivas de Sancti Spíritus, Holguín y Villa Clara, los productores coinciden en que esta campaña marca un punto de inflexión. Si bien el camino de la recuperación será progresivo, los resultados iniciales muestran que el tabaco cubano puede volver a ser un símbolo de excelencia, resiliencia y cultura productiva.

El desafío ahora es sostener este impulso, garantizar el flujo de insumos estratégicos y afianzar los mercados internacionales, sin perder la esencia artesanal que distingue al tabaco cubano desde hace siglos.

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