Ecuador inició la incorporación de genética avanzada en el cultivo de uva, marcando un hito para el desarrollo vitivinícola del país. El proyecto incluye la introducción de nuevas variedades adaptadas a las condiciones agroclimáticas locales, con el objetivo de mejorar la productividad, la sanidad del cultivo y la calidad del fruto.

Esta estrategia, impulsada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería en conjunto con empresas privadas y centros de investigación, contempla el uso de material genético certificado, especialmente seleccionado por su resistencia a enfermedades, su potencial enológico y su capacidad de adaptación a suelos y microclimas diversos.

Las primeras implantaciones se están realizando en zonas piloto de la Sierra y la Costa, donde se evalúan comportamientos fenológicos, rendimiento y parámetros de calidad en condiciones controladas. Con estos datos, se espera escalar el modelo a otras regiones productoras.

Además de mejorar la competitividad del sector, esta iniciativa busca abrir oportunidades de exportación, impulsar el enoturismo y diversificar la matriz agrícola del país. Con una superficie aún reducida pero en expansión, la vitivinicultura ecuatoriana se prepara para posicionarse con identidad propia en el mercado internacional.