Sustentabilidad

La carrera contra el olvido: miles de flores podrían desaparecer sin que la ciencia las haya conocido

América Latina alberga una riqueza floral inigualable, pero miles de especies permanecen sin nombre ni registro. Entre la deforestación, el cambio climático y la falta de inversión científica, el continente podría perder tesoros botánicos invisibles antes de descubrirlos.

En los rincones más remotos de América Latina florecen especies únicas que la ciencia aún no ha alcanzado a registrar. Según botánicos de prestigiosas instituciones internacionales, al menos 100.000 plantas con flores aún no han sido descritas en todo el mundo, y gran parte de ellas podrían encontrarse en la región tropical del continente.

Sin embargo, el tiempo corre en contra. La acelerada deforestación, el cambio climático y la expansión agrícola amenazan con borrar del planeta especies que ni siquiera tienen nombre, lo que representa una pérdida irreversible para la ciencia, la medicina y la biodiversidad.

"Estamos perdiendo especies antes de poder nombrarlas. Es como si se quemaran páginas de un libro antes de poder leerlas", señala Peter Moonlight, botánico del Real Jardín Botánico de Kew (Reino Unido), uno de los centros que lidera investigaciones florales globales.

Las flores "invisibles" habitan en selvas, bosques nublados, páramos y zonas andinas de países como Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia y México, que figuran entre los territorios más biodiversos del mundo. Allí, muchas de estas plantas tienen ciclos de vida cortos, están aisladas geográficamente o son extremadamente raras, lo que dificulta su detección y clasificación.

Uno de los ejemplos más críticos es el de las plantas de la familia Gesneriaceae, que incluye géneros como Sinningia, Columnea y Nautilocalyx. Son especies con flores vistosas, muchas de las cuales solo existen en un valle, una montaña o un microclima específico. Si ese hábitat se destruye, desaparecen con él.

A esta amenaza se suma la baja inversión en botánica. En varios países latinoamericanos, los herbarios están desfinanciados, faltan especialistas en taxonomía vegetal y las expediciones científicas se realizan con recursos mínimos. La brecha entre la riqueza natural y la capacidad científica para documentarla es cada vez mayor.

"Cada flor que no llegamos a estudiar podría tener un valor medicinal, alimentario o ecológico. Es una pérdida que no podemos dimensionar del todo", advierten investigadores.

Frente a este panorama, diversos científicos proponen impulsar un "Plan Marshall para la biodiversidad", que permita financiar investigaciones, formar nuevos botánicos y digitalizar colecciones. También abogan por incluir el conocimiento de comunidades indígenas y locales, muchas de las cuales conocen y usan estas plantas desde hace siglos.

En un contexto donde la pérdida de biodiversidad es tan silenciosa como profunda, proteger y documentar las flores invisibles de América Latina no es solo una tarea científica: es un acto de justicia ecológica y cultural.

Agrolatam.com
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