Frío extremo sacude el sur de Brasil mientras el sudeste se prepara para lluvias intensas
Una ola polar dejará temperaturas mínimas históricas en el sur del país, mientras el sudeste se mantiene bajo alerta por lluvias persistentes y posibles tormentas.
El clima vuelve a ser protagonista en Brasil esta semana, con un escenario que combina frío extremo en el sur y lluvias persistentes en el sudeste. La llegada de una masa de aire polar provocará un marcado descenso térmico en los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná, con mínimas previstas por debajo de los 0 °C en varias localidades.
El fenómeno traerá heladas generalizadas, lo que enciende las alarmas en sectores agrícolas sensibles como hortalizas, frutas y pasturas para ganadería, especialmente en regiones productivas de la zona sur. Los productores se preparan con medidas de protección de cultivos y resguardo de animales, dado que las temperaturas podrían acercarse a récords históricos para el mes de julio.
En paralelo, el sudeste brasileño, que comprende estados como São Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais, enfrenta una situación opuesta, con pronósticos de lluvias significativas y tormentas puntuales a partir del miércoles. Estas precipitaciones, si bien podrían beneficiar algunos cultivos de invierno, también elevan el riesgo de anegamientos, deslizamientos de tierra y daños a la infraestructura rural en zonas más vulnerables.
Los servicios meteorológicos emitieron alertas preventivas para las poblaciones rurales y urbanas, advirtiendo sobre la necesidad de precaución ante el aumento de la intensidad de los vientos y la posibilidad de tormentas eléctricas. Autoridades locales recomiendan extremar cuidados en el tránsito por rutas y caminos rurales, que podrían verse afectados por el exceso de agua y el barro.
Para los agricultores del sur, la preocupación principal pasa por el impacto que el frío extremo puede tener en la floración de cultivos como maíz de safrinha y frutales, además de la pérdida de pastos para el ganado. En años anteriores, heladas severas han dejado secuelas considerables en la productividad, por lo que se monitorean muy de cerca los pronósticos para tomar decisiones rápidas.
En tanto, en el sudeste, la perspectiva de lluvias prolongadas representa un desafío para cosechas en curso y para la logística de transporte de productos agrícolas, que podría verse entorpecida si las precipitaciones superan los volúmenes esperados.
Especialistas climáticos explican que estos contrastes se deben al comportamiento de un sistema de alta presión que canaliza aire polar hacia el sur del país, mientras al mismo tiempo favorece la formación de un canal de humedad en el sudeste, creando condiciones ideales para precipitaciones recurrentes.
Los gremios agropecuarios y cooperativas ya comenzaron a circular recomendaciones técnicas para sus asociados, con el objetivo de reducir pérdidas ante este doble desafío climático. Entre las sugerencias destacan proteger sistemas de riego, verificar el estado de galpones y silos, y asegurar reservas forrajeras para animales en caso de heladas prolongadas.
Se espera que las condiciones comiencen a normalizarse recién a partir del fin de semana, aunque las bajas temperaturas podrían continuar algunos días más en áreas de mayor altitud. Mientras tanto, la población se mantiene atenta a las actualizaciones oficiales y prepara abrigos y provisiones para sobrellevar el intenso frío, que recuerda los inviernos más duros de otras épocas.
Con este escenario, el campo brasileño enfrenta nuevamente el desafío de adaptarse a fenómenos climáticos extremos, que ponen a prueba tanto la infraestructura productiva como la resiliencia de sus productores.