Guatemala afila su jugada verde: el aguacate, una apuesta seria para competir con gigantes
Carlos Castillo, referente del sector aguacatero, asegura que Guatemala tiene todo para posicionarse entre los líderes mundiales. ¿Qué falta para que esta fruta se convierta en el próximo emblema agroexportador del país?
El aguacate guatemalteco podría convertirse en la próxima estrella agroexportadora de Centroamérica. Así lo afirma Carlos Castillo, presidente del Comité Nacional del Aguacate, en una entrevista donde destaca que el país cuenta con condiciones agroclimáticas excepcionales, pero necesita una estrategia nacional coordinada para dar el salto de calidad y volumen que exige el mercado internacional.
"Guatemala tiene zonas que producen aguacate con mejor sabor y textura que México, Chile o Perú. Lo que falta es creérnosla y ordenarnos como país exportador", sostiene Castillo.
En un contexto donde el consumo mundial de aguacate sigue en ascenso -y con Estados Unidos como principal comprador-, Guatemala se perfila como un proveedor alternativo con ventajas comparativas notables: altitudes ideales, clima templado, oferta escalonada durante el año y productores con creciente experiencia técnica.
Un potencial que necesita estructura
Castillo advierte que el país todavía no cuenta con una institucionalidad agroexportadora sólida para el aguacate, como sí ocurre con el café o el banano. Por eso, insiste en la necesidad de:
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Crear una entidad técnica y regulatoria especializada.
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Promover una denominación de origen o marca país para el aguacate guatemalteco.
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Facilitar el acceso a financiamiento, riego tecnificado y viveros certificados.
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Abrir mercados con acuerdos sanitarios y comerciales específicos.
Hoy, el cultivo se concentra principalmente en regiones como Chimaltenango, San Marcos y Sacatepéquez, donde se produce mayormente la variedad Hass, altamente demandada a nivel mundial. Sin embargo, las exportaciones son aún incipientes y muy concentradas en pocos actores.
"Con una política pública adecuada y un modelo asociativo, podríamos multiplicar las exportaciones en pocos años", sostiene Castillo.
Mirando al modelo mexicano, pero con sello propio
México domina el mercado mundial, pero también enfrenta problemas de saturación, trazabilidad y conflictos sociales en zonas productivas. En ese marco, Guatemala podría ocupar un segmento premium, apostando a la sostenibilidad, calidad y trazabilidad, con menores volúmenes pero mayor diferenciación.
El sector ya comienza a mirar hacia mercados como Europa, Canadá y Asia, con protocolos más exigentes pero mayor margen de rentabilidad. Además, se están realizando las primeras gestiones para implementar sellos de certificación ambiental y buenas prácticas agrícolas, fundamentales para la nueva demanda global.
El momento es ahora
El mensaje es claro: Guatemala no parte de cero, pero necesita un plan integral. Con más de 7.000 hectáreas plantadas y una curva de aprendizaje favorable, el país está en condiciones de construir una nueva historia agroexportadora, con el aguacate como bandera.
"Lo que necesitamos es articularnos: productores, gobierno y exportadores. Si eso ocurre, no tengo dudas de que el aguacate guatemalteco competirá con los mejores del mundo", concluye Castillo.