Huracán Erin Caribe: Alerta regional por ciclón categoría 5 y riesgo de inundaciones
El huracán Erin se convierte en el primero de categoría 5 de la temporada atlántica 2025 y avanza peligrosamente hacia el Caribe. La región enfrenta un riesgo creciente de lluvias torrenciales, deslizamientos y oleaje extremo, en un contexto de alta vulnerabilidad climática.
El huracán Erin, primero de la temporada ciclónica atlántica 2025, alcanzó la categoría 5 este sábado, al registrar vientos sostenidos de 255 km/h, según informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC). Se trata de un fenómeno extremadamente peligroso, que avanza hacia el Caribe insular con potencial de provocar inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y oleaje extremo.
El ojo del huracán se desplaza en dirección noroeste y se espera que durante el fin de semana pase muy cerca del norte de las Islas de Sotavento, Islas Vírgenes y Puerto Rico. Aunque aún no se prevé un impacto directo sobre tierra firme, los efectos indirectos ya se manifiestan en forma de lluvias intensas, ráfagas de viento y marejadas. Las alertas de tormenta tropical siguen activas en Saint Martin, San Bartolomé y Sint Maarten.
El NHC advirtió sobre precipitaciones que podrían alcanzar los 15 cm en zonas aisladas, con riesgo de desbordes y lodo en zonas montañosas. Además, las olas generadas por Erin afectarán entre sábado y domingo a La Española (Haití y República Dominicana), las Islas Turcas y Caicos, y se extenderán hacia las Bahamas, Bermudas y la costa este de Estados Unidos a comienzos de la semana. Las corrientes de resaca serán potencialmente mortales, incluso en zonas lejanas al núcleo del ciclón.
El paso de Erin ocurre en una temporada que se anticipa más activa de lo habitual, impulsada por condiciones oceánicas y atmosféricas alteradas por el calentamiento global. El aumento sostenido de la temperatura del mar está estrechamente relacionado con la intensificación rápida de ciclones tropicales, fenómeno cada vez más frecuente según numerosos estudios científicos.
La vulnerabilidad regional frente a estos eventos se ve agravada por condiciones de infraestructura precaria, urbanización desordenada y limitados sistemas de alerta temprana, especialmente en las islas menores del Caribe. Esto eleva la presión sobre los servicios de protección civil y sobre las capacidades de respuesta ante emergencias climáticas.
A esta situación se suma la preocupación por la capacidad institucional de organismos como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE.UU., que ha sufrido recortes presupuestarios bajo la administración Trump, incluyendo despidos en el NHC, afectando potencialmente la precisión de los pronósticos.
La trayectoria de Erin sigue siendo monitoreada con atención. Aunque los modelos anticipan un giro hacia el norte durante la noche del domingo, la incertidumbre climática es alta. La experiencia con huracanes anteriores ha demostrado que los cambios de dirección repentinos pueden poner en peligro territorios que inicialmente no estaban bajo amenaza directa.
América Latina y el Caribe enfrentan, cada año, desafíos crecientes ante fenómenos extremos exacerbados por el cambio climático. La región necesita avanzar con urgencia en políticas de adaptación resiliente, infraestructura crítica, educación climática y fortalecimiento de la cooperación regional en la gestión de desastres.