Cambio climatico

Inundaciones históricas en Texas exponen el impacto real del cambio climático en la agricultura global

Las lluvias extremas en el "callejón de las inundaciones repentinas" dejaron más de 100 muertos en Texas. El calentamiento global y la sequía previa formaron una tormenta perfecta que amenaza la estabilidad agrícola mundial.

El 4 de julio de 2025, mientras Estados Unidos celebraba su independencia, el condado de Kerr, en Texas, vivía una catástrofe. En apenas 90 minutos, el río Guadalupe pasó de un metro de altura a casi diez. Las precipitaciones multiplicaron por más de 2.000 el caudal registrado, transformando una celebración en tragedia.

Este evento, que dejó más de un centenar de muertos y miles de hectáreas inundadas, expuso las debilidades de una región clave para el sistema agroalimentario global.

Texas no es un estado cualquiera: es uno de los motores agrícolas de Estados Unidos, con producción intensiva de ganado, algodón, maíz y trigo. Lo que ocurre allí impacta directa o indirectamente en los mercados agroindustriales de América Latina, Europa y Asia.

El río San Gabriel, en Georgetown, Texas, el 5 de julio de 2025.

El río San Gabriel, en Georgetown, Texas, el 5 de julio de 2025.

Una región diseñada para inundarse

El "callejón de las inundaciones repentinas", como se conoce a esta región del centro-sur de Texas, es un terreno donde la topografía juega un papel crucial. Alterna entre llanuras costeras y zonas montañosas que, con lluvias intensas, generan efectos de embudo: las masas de aire húmedo quedan atrapadas y el agua se precipita con violencia por las pendientes.

El evento del 4 de julio no fue aislado. Tormentas tropicales, humedad acumulada, suelos resecos por la sequía y temperaturas oceánicas récord crearon un cóctel explosivo. Las nubes que se formaron eran de tipo vertical, con una base estrecha pero una altura que superó los 12 km. Toda esa energía cayó sobre un área mínima.

Cambio climático: el gran catalizador

Expertos de Climate Central y el World Weather Attribution coinciden: el calentamiento global es un multiplicador de eventos extremos. Según la doctora Friederike Otto, "tormentas como esta son exactamente lo que la ciencia predice en un planeta que se calienta por la quema de combustibles fósiles".

Con cada aumento de 0,56°C en la temperatura global, el aire retiene un 4% más de vapor de agua, lo que se traduce en lluvias más intensas, localizadas y destructivas.

Aumento de la intensidad de la lluvia en San Angelo desde 1970.

Aumento de la intensidad de la lluvia en San Angelo desde 1970.

En Texas, los datos ya son alarmantes:

  • +6% de incremento en lluvias intensas en San Antonio desde 1970.

  • +29% en San Angelo, una ciudad también afectada.

  • Temperaturas en el Golfo de México hasta 1,11°C por encima del promedio.

Impacto proyectado: el agro en la línea de fuego

Un estudio publicado en Nature en 2022 advierte que, si el calentamiento global sigue sin mitigación, Texas será uno de los Estados más golpeados por inundaciones hacia 2050, con un aumento de 900% en pérdidas anuales.

Este dato es crítico para la agroindustria global. Las inundaciones no solo destruyen cultivos: erosionan suelos, interrumpen cadenas logísticas, disparan precios y provocan escasez.

La dependencia de países como China, México o España de granos y proteínas estadounidenses significa que lo que sucede en Texas, no se queda en Texas.

Temperaturas en el Golfo de México a principios de julio de 2025.

Temperaturas en el Golfo de México a principios de julio de 2025.

Instituciones debilitadas, impacto regional

El profesor Rafael Méndez Tejeda, climatólogo de la Universidad de Puerto Rico, advirtió que el debilitamiento de las instituciones climáticas bajo la actual administración estadounidense puede tener consecuencias regionales: "No se trata solo de Estados Unidos. América Latina necesita a un EE.UU. robusto en monitoreo y prevención climática."

Este debilitamiento institucional pone en riesgo la alerta temprana para huracanes, como los que se esperan en septiembre, el pico de la temporada.

Este evento es una advertencia directa: el cambio climático no es una teoría futura, es una realidad presente. El sector agropecuario, uno de los más sensibles a las condiciones meteorológicas, está en la primera línea del impacto.

Para América Latina -exportadora de alimentos, socia comercial clave de EE.UU. y vulnerable climáticamente- la lección es doble: fortalecer la resiliencia interna y exigir cooperación internacional en adaptación y prevención.

Lejos de ser solo una catástrofe natural, las inundaciones de Texas son un punto de inflexión. Las naciones agrícolas deben repensar su estrategia climática, acelerar la adopción de tecnologías de predicción, invertir en infraestructura resiliente y reconfigurar su relación con el clima.

Agrolatam.com
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