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Paraguay rediseña su estrategia energética con foco en el hidrógeno verde

Con uno de los mayores excedentes de energía limpia de la región, Paraguay redobla su apuesta por el hidrógeno verde con una ambiciosa meta: sustituir por completo el hidrógeno gris en la industria para 2030. Pero, ¿están dadas las condiciones para que esto suceda?

Paraguay vuelve a ocupar un lugar central en la conversación sobre la transición energética en América Latina. Tras meses de ajustes técnicos, consultas sectoriales y avances normativos, el país revisó su hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno verde, con el objetivo de consolidarse como un actor clave en el nuevo mapa energético regional.

En el centro de esta estrategia se encuentra una propuesta clara y desafiante: lograr que entre el 80 y el 100% del hidrógeno consumido industrialmente en el país provenga de fuentes renovables hacia el año 2030. Esta meta representa un giro sustancial respecto a las proyecciones anteriores y posiciona a Paraguay entre los países más ambiciosos de la región en materia de descarbonización.

El punto de partida no es menor. Paraguay es uno de los pocos países del mundo cuya matriz eléctrica es prácticamente 100% renovable, gracias al aprovechamiento de su enorme capacidad hidroeléctrica. Represas como Itaipú y Yacyretá no solo garantizan el suministro interno, sino que generan un importante excedente que hoy se exporta, principalmente a Brasil y Argentina.

Este excedente, según el plan oficial, podría ser aprovechado para impulsar la producción nacional de hidrógeno verde a gran escala. En otras palabras, se trata de transformar energía hidroeléctrica en combustible limpio, capaz de reemplazar al hidrógeno gris (producido a partir de gas natural) en procesos industriales como la fabricación de fertilizantes, el acero y productos químicos.

La revisión de la estrategia también introduce cambios significativos en cuanto al rol del Estado. Se proyecta una mayor participación institucional para coordinar el desarrollo del sector, fomentar inversiones y establecer marcos regulatorios específicos. Además, se han identificado áreas clave donde será necesario desarrollar infraestructura crítica, como plantas de electrólisis, redes de transporte y centros de almacenamiento.

Otro aspecto relevante es la mirada exportadora que acompaña este rediseño. Paraguay busca no solo descarbonizar su industria local, sino también posicionarse como un hub exportador de hidrógeno verde y sus derivados, como el amoníaco verde. El país ya participa en mesas de trabajo internacionales y ha comenzado a atraer el interés de inversores europeos y asiáticos, particularmente en proyectos orientados a la producción de energía limpia para exportación.

Pero el camino no está libre de desafíos. La falta de infraestructura específica para el manejo del hidrógeno, la necesidad de contar con marcos regulatorios robustos y estables, y las dificultades para escalar rápidamente la tecnología son obstáculos que Paraguay deberá sortear si quiere materializar sus metas en tiempo y forma.

En ese sentido, también se destaca la necesidad de capacitación técnica y formación de recursos humanos especializados, un aspecto que ya ha comenzado a abordarse a través de alianzas con universidades, centros de investigación y organismos internacionales.

La estrategia revisada contempla, además, la importancia de integrar a las comunidades locales y garantizar una transición justa, un punto que se vuelve cada vez más relevante en las agendas energéticas de la región.

Paraguay apuesta fuerte. Con recursos naturales a su favor, visión política y un contexto global que demanda soluciones limpias y sostenibles, el país podría transformarse en un caso emblemático de cómo una economía emergente puede dar el salto hacia la neutralidad de carbono.


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