La quebrada que amenaza los cultivos: acción urgente en Tambogrande para evitar otra tragedia
El inicio de los trabajos en la quebrada San Francisco busca evitar desastres como los del pasado. La intervención no solo protege la agricultura local, también deja al descubierto la fragilidad de muchas zonas rurales frente al cambio climático.
En Tambogrande, uno de los polos agrícolas más relevantes de Piura, la llegada de las lluvias siempre encierra una doble expectativa: esperanza para los cultivos y temor por los desbordes. Esa tensión vuelve a hacerse presente con la intervención de la quebrada San Francisco, donde se iniciaron trabajos de limpieza y descolmatación con un objetivo claro: proteger a las comunidades rurales y su producción.
La acción, ejecutada por el Gobierno Regional de Piura a través de su Dirección de Agricultura, busca reducir el riesgo de desbordes e inundaciones que podrían afectar seriamente a los productores de la zona. La quebrada atraviesa varios sectores del distrito, y su colmatación natural -producto de sedimentos, ramas y residuos- había alcanzado niveles críticos.
El proceso, que forma parte de un plan de prevención ante el fenómeno El Niño, incluye la extracción de material excedente, el reperfilado del cauce y la eliminación de obstáculos que puedan obstruir el flujo de agua durante la temporada de lluvias. Se trata de una obra esperada durante años por agricultores y pobladores que han visto cómo, en ocasiones anteriores, el desborde de esta quebrada provocó pérdidas económicas, anegamientos y deterioro de caminos rurales.
Los trabajos beneficiarán de forma directa a más de 120 familias agrícolas, dedicadas principalmente a la producción de mango, limón, plátano y cultivos de panllevar. Estas familias viven del agro y dependen de la estabilidad climática e hídrica para asegurar sus ingresos.
"No queremos volver a perder todo como en 2017", expresó un productor del sector Locuto, recordando las consecuencias del Niño Costero, que arrasó hectáreas enteras de sembríos y dejó a muchas familias sin sustento.
Además del impacto en la agricultura, la intervención también tiene una dimensión social y ambiental. La quebrada San Francisco, en época seca, se convierte en un área por donde transitan personas y animales. Su recuperación mejora la seguridad y evita que se convierta en un vertedero informal.
Desde el gobierno regional destacaron que esta acción es parte de una estrategia de prevención integral, que incluye otras quebradas y cauces en zonas vulnerables de Piura. Sin embargo, advierten que estos trabajos no son suficientes si no se fortalecen las inversiones en infraestructura rural, drenajes, reforestación y planificación territorial.
La región Piura ha sido históricamente una de las más golpeadas por fenómenos hidrometeorológicos extremos. A pesar de su importancia en la producción agroexportadora del Perú, muchas de sus zonas rurales siguen expuestas a los efectos del cambio climático, sin la protección estructural necesaria.
La comunidad de Tambogrande celebra estos avances, pero también reclama que la intervención no se quede en una obra aislada. La resiliencia del campo peruano requiere políticas continuas, coordinación entre niveles de gobierno y financiamiento oportuno. De lo contrario, cada temporada de lluvias será una ruleta rusa para miles de familias que dependen del agua... pero también temen su furia.