Chile

Cambio climático abre la puerta a nuevas plagas en frutales chilenos

Académicos alertan sobre insectos como la mosca de alas manchadas, que elevan costos y riesgos de rechazo en exportaciones, y llaman a reforzar el manejo integrado con monitoreo, biocontrol y menos pesticidas.

El cambio climático está alterando el mapa sanitario de la fruticultura chilena, con la llegada de nuevas plagas y la intensificación de otras ya presentes. El aumento sostenido de las temperaturas acelera el desarrollo, reproducción y sobrevivencia de insectos, lo que se traduce en mayores riesgos productivos y comerciales. Especialistas advierten que, de no adaptarse las tácticas de manejo, el impacto en rendimientos y acceso a mercados será cada vez más relevante.

Uno de los casos más ilustrativos es el de la Drosophila suzukii, conocida como mosca de alas manchadas. Detectada en Chile en 2017, se diferencia de otras drosófilas porque ovipone en fruta sana, lo que afecta particularmente a cerezos y berries, rubros de alta importancia para las exportaciones. Su presencia no solo eleva los costos de control, sino que también aumenta los riesgos cuarentenarios: la detección en envíos puede gatillar rechazos inmediatos en destino.

Cambio climático abre la puerta a nuevas plagas en frutales chilenos

La ciencia frente al nuevo escenario

Eduardo Fuentes, académico de la Universidad de Talca, subraya que el alza térmica está modificando profundamente el comportamiento de varias especies: "El cambio climático acelera el ciclo de desarrollo y la sobrevivencia de muchas plagas. Su impacto será mayor si no se ajustan las estrategias de control".

Fuentes participa en el Anillo de Investigación en Insectos Plagas y Cambio Climático (PIC²), un consorcio que reúne a investigadores de la Universidad de Chile, UTalca, U. Católica del Maule y U. de O'Higgins. Su objetivo es comprender cómo las nuevas condiciones ambientales y las prácticas agrícolas están reestructurando la distribución de insectos clave en frutales y vides, así como sus interacciones con enemigos naturales.

El especialista enfatiza la necesidad de avanzar hacia un manejo más sustentable: "Hay que adaptar las herramientas a ambientes más cálidos. Algunas podrían perder eficacia, por eso debemos reforzar el uso de feromonas, enemigos naturales y productos de origen biológico, dejando los insecticidas solo para el mínimo necesario".

Nuevas plagas, nuevos desafíos

Margarita Correa, investigadora de la Universidad Católica del Maule, coincide en que el cambio climático está transformando especies antes secundarias en plagas de importancia económica. Cita como ejemplo el avance de D. suzukii en cerezos y advierte que las variaciones en temperatura y lluvias pueden desincronizar las relaciones entre plagas y controladores biológicos, dificultando la eficacia del manejo natural si no se ajustan los calendarios de control.

Correa añade que la falta de ajuste puede provocar pérdida de efectividad en el biocontrol, obligando a los productores a depender más de químicos, con mayores costos y riesgos de resistencia.

Manejo integrado como salida

Los especialistas coinciden en que la única respuesta viable es fortalecer el Manejo Integrado de Plagas (MIP). Entre las prácticas sugeridas destacan:

  • Monitoreo intensivo y uso de umbrales para decidir aplicaciones.

  • Control cultural, con cosecha frecuente y retiro de fruta caída o dañada.

  • Coberturas y exclusión física en huertos de alto valor.

  • Trampeo masivo y atrayentes específicos.

  • Feromonas para confusión sexual en especies clave.

  • Biocontrol selectivo con enemigos naturales.

  • Uso restringido de insecticidas, solo cuando los demás métodos no sean suficientes.

Estas medidas han mostrado resultados en casos de D. suzukii, donde la disciplina en la cosecha y el manejo de residuos marca diferencias notables en la incidencia y severidad del daño.

Riesgos comerciales y necesidad de articulación

El desafío trasciende lo productivo. La aparición de plagas cuarentenarias en cargamentos destinados a mercados internacionales puede significar rechazos inmediatos y pérdida de competitividad. Por ello, académicos y autoridades como el SAG insisten en la urgencia de protocolos preventivos y en la capacitación permanente de técnicos y productores.

La articulación público-privada se vuelve central en este contexto. Programas de formación, como el curso "Avances en el Manejo Integrado de Plagas" impulsado por el consorcio PIC², buscan transferir herramientas de diagnóstico, monitoreo y tácticas sustentables a la fruticultura nacional.

El futuro de la fruticultura chilena dependerá de la capacidad de adaptarse a un escenario más cálido y biológicamente dinámico, donde el control químico tradicional ya no es suficiente. Apostar por un manejo integrado más sustentable será la clave para proteger la producción, la rentabilidad y la competitividad exportadora.

Agrolatam.com
Esta nota habla de: