El Instituto Geofísico del Perú (IGP) confirmó que el país no cuenta con una red de alertas sísmicas como la mexicana. En su lugar, el SISMATE solo permite la difusión de mensajes tras el sismo, lo cual dejó a millones de limeños sin tiempo de reacción el pasado 15 de junio .

El sismo de 6,1 Mw, con epicentro en el mar frente a Callao, generó un muerto, cinco heridos y múltiples daños estructurales. No se emitió alerta de tsunami, pero la situación dejó al descubierto la falta de preparación en zonas urbanas y rurales.

Lo que esto revela sobre el agro en Perú

1. Fragilidad de la infraestructura rural
   La agricultura peruana depende de una red de caminos, canales y depósitos que no siempre están diseñados para resistir sismos. Un evento similar en zonas como Ica, Arequipa o la Sierra Central podría interrumpir cosechas, dañar sistemas de riego y bloquear rutas de exportación.

   

2. Riesgo en la logística agrícola
   Perú es un exportador clave de frutas, hortalizas y granos, con envíos que dependen de puertos como el Callao y corredores logísticos vulnerables. Un colapso en estas infraestructuras implicaría pérdidas millonarias en productos perecibles y fallas en trazabilidad.

3. Desigualdad en acceso a tecnología preventiva
   Mientras los sectores urbanos demandan alertas, zonas agrícolas no cuentan con sistemas meteorológicos ni sísmicos locales confiables. La falta de conectividad y planes de evacuación dificulta la respuesta rápida en el agro.

 Hacia una agricultura resiliente

Expertos en sustentabilidad y gestión del riesgo agropecuario coinciden en que se debe avanzar hacia una infraestructura rural resistente a sismos, con políticas públicas que incluyan al agro en planes de emergencia.
Además, urge implementar protocolos de contingencia, seguros agrarios y redes comunitarias de alerta, especialmente en valles y zonas altoandinas.