Brasil inicia la siembra de soja con calor extremo y ventas retrasadas
La campaña 2025/26 arranca en Paraná y otras regiones productoras con proyecciones récord, pero marcada por altas temperaturas, menor inversión en fertilización y un ritmo de comercialización más lento en una década.
Con la llegada de septiembre, Brasil da inicio oficial a una nueva campaña de soja, el cultivo que sostiene buena parte de la economía agroindustrial del país. El ciclo 2025/26 comienza en Paraná, segundo mayor productor nacional, donde las primeras sembradoras ya entran en acción, aunque bajo un escenario desafiante: calor intenso, costos elevados, prudencia financiera y un retraso significativo en las ventas.
Las estimaciones preliminares apuntan a un nuevo récord de superficie sembrada, con 48,13 millones de hectáreas, apenas un 1,4 % más que en la campaña pasada, pero suficiente para marcar la expansión más modesta de los últimos 21 años. Aun así, la producción podría alcanzar 166,5 millones de toneladas, lo que consolidaría a Brasil como el mayor proveedor mundial de soja.
Clima bajo observación
El factor climático vuelve a ocupar el centro de la escena. Según Climatempo, septiembre arranca con temperaturas de hasta 40 °C en regiones del Centro-Oeste, Tocantins, Pará y el interior del Nordeste. El Sudeste y Paraná tampoco quedan al margen, con registros que podrían superar los 36 °C en los próximos días.
Las lluvias, en tanto, muestran un comportamiento irregular: mayores acumulados en Rio Grande do Sul y parte del Centro-Oeste, mientras que otras áreas clave enfrentarán semanas de déficit hídrico. Los meteorólogos ya anticipan la posible incidencia de un nuevo evento de La Niña hacia mediados de la primavera, aunque de baja intensidad.
Este escenario genera alerta entre los productores, que saben que las decisiones de siembra y el manejo inicial del cultivo pueden condicionar el rendimiento de toda la campaña.
Cautela financiera y fertilización ajustada
A los desafíos del clima se suman los económicos. Los altos costos de implantación, las tasas de interés elevadas y un acceso al crédito cada vez más restringido están frenando la expansión del área cultivada. Incluso los productores más capitalizados prefieren no arriesgarse con nuevas tierras y optan por sostener la producción actual.
El presidente de Aprosoja Brasil, Maurício Buffon, advirtió que esta campaña estará marcada por un ajuste en la fertilización. Muchos agricultores reducirán inversiones, aprovechando nutrientes residuales aplicados en años anteriores. Este cambio responde tanto al encarecimiento de los insumos como a la incertidumbre en los márgenes de rentabilidad.
El analista de Agrinvest Commodities, Jeferson Souza, señaló que la situación es especialmente crítica en Rio Grande do Sul, donde cerca del 35 % del mercado de fertilizantes sigue abierto. En este estado, golpeado por años de adversidades climáticas, el retraso en las compras genera dudas sobre cuánto se reducirá la fertilización en esta campaña.
Ventas al ritmo más lento en una década
El panorama comercial tampoco ofrece alivio. Según el consultor Vlamir Brandalizze, las ventas de la soja 2025/26 se encuentran en menos del 20 % de la cosecha estimada, cuando en promedio a esta altura suelen superar el 25 %, e incluso en algunos años el 30 %. Se trata del ritmo más lento en al menos diez años.
El retraso refleja tanto la expectativa de precios futuros más bajos como la cautela de los productores, que prefieren esperar a ver cómo evolucionan las relaciones entre China y Estados Unidos, decisivas para la demanda internacional. Sin embargo, esta estrategia implica riesgos: si Brasil confirma una producción récord, la alta oferta coincidirá con los límites de embarque en los puertos (alrededor de 15 millones de toneladas mensuales). Esto podría generar primas negativas entre febrero y mayo de 2026, justo en el pico de cosecha y entregas.
Expectativas y proyecciones
A pesar de los desafíos, el mercado mantiene cierto optimismo. La cosecha récord de este año demostró la capacidad de Brasil para abastecer la fuerte demanda china, garantizando primas elevadas a lo largo de la temporada. No obstante, los analistas advierten que el próximo año podría ser menos favorable si las condiciones externas no acompañan.
Se proyecta un rendimiento promedio de 57,6 sacos por hectárea, con costos similares a los de 2024, aunque con fertilizantes más caros y semillas y agroquímicos levemente más baratos. En términos generales, la relación de costos no muestra grandes variaciones, pero los precios actuales no alcanzan para entusiasmar a los productores a acelerar las ventas.
Un inicio con señales mixtas
Así, la campaña 2025/26 de soja en Brasil comienza con contrastes: proyecciones de récord en área y producción, pero con clima desafiante, fertilización reducida y ventas atrasadas. Los próximos meses serán determinantes para confirmar si estas tensiones se traducen en un año de abundancia productiva con márgenes ajustados, o si el mercado logra equilibrar la balanza a favor de los agricultores.