Perú inicia temporada de mango con menos fruta
La campaña arrancará en noviembre con volúmenes reducidos y se espera una caída de hasta 40 % en la producción destinada a la industria.
El mango peruano se prepara para iniciar su temporada 2025/2026 con un panorama de menores volúmenes. De acuerdo con las proyecciones del especialista en fruticultura Milton Calle, la campaña arrancará a mediados de noviembre, pero con apenas un 3 a 4 % del total esperado de fruta fresca disponible en el país.
La reducción estimada es de 25 % en la producción de fruta fresca respecto a campañas anteriores, mientras que los envíos de mango con destino industrial, especialmente bajo la modalidad de congelado IQF, podrían retroceder entre 30 y 40 %. La combinación de condiciones climáticas adversas y retrasos en la floración ha cambiado las expectativas de los productores y exportadores, que deberán afrontar un escenario más desafiante tanto en campo como en el mercado internacional.
Una campaña marcada por el retraso
Según Calle, el pico de la temporada se concentrará entre la semana 51 de 2025 y la semana 03 de 2026, momento en el cual los envíos alcanzarían su mayor volumen. Sin embargo, a partir de la semana 04 se prevé una caída brusca, en parte por la baja producción en la zona de Motupe, donde las cosechas llegarán más tarde de lo habitual y solo comenzarán a ofrecer volúmenes significativos a partir de la semana 08, extendiéndose hasta la semana 10.
En el caso de Casma, otro de los polos productivos de mango, todavía existe incertidumbre. Buena parte de los campos no ha registrado floración suficiente, lo que hace pensar en una campaña limitada. Allí, el inicio de cosechas está previsto para la semana 10, prolongándose hasta la semana 16. No obstante, se espera que los volúmenes en las semanas 10 y 11 sean particularmente bajos, afectando la capacidad de abastecimiento en los primeros meses del año.
A nivel logístico, el bajo volumen inicial de noviembre podría representar una ventaja coyuntural. Esto se debe a que la fecha coincide con el pico de exportación de uva de mesa peruana, un cultivo que demanda gran parte de la disponibilidad de contenedores y espacio naviero. Si el mango hubiese alcanzado un mayor volumen en ese mes, la competencia logística habría sido más intensa.
La situación, sin embargo, no deja de encender alertas. El mango peruano, considerado uno de los pilares de las agroexportaciones no tradicionales, enfrenta ya su segundo año consecutivo de menor rendimiento. El impacto directo se sentirá en la generación de empleo temporal en campo y empaque, además de en los ingresos de las zonas productivas del norte peruano, que dependen fuertemente de este cultivo en los meses de verano.
Exportadores advierten que, si bien la demanda internacional sigue siendo sólida, los menores volúmenes podrían alterar la posición de Perú en sus principales mercados, donde compite con Ecuador, México y Brasil. Este último, en particular, ha ganado terreno en Europa en los últimos años con fruta de alta calidad y volúmenes crecientes.
Desde el punto de vista comercial, los menores envíos podrían sostener precios internacionales más altos en el corto plazo, aunque esta ventaja no compensa la pérdida de volumen exportable ni de divisas para el país. El reto inmediato será optimizar los lotes disponibles, priorizar los mercados estratégicos y mejorar la eficiencia en la cadena logística para evitar mayores pérdidas.
Para las zonas productivas como Motupe, Casma y Piura, la campaña actual será una prueba de resiliencia. Con floraciones irregulares, lluvias imprevistas y costos crecientes, los productores saben que no será una temporada abundante. Aun así, confían en que la calidad del mango peruano -conocido por su dulzura y aceptación en mercados exigentes como Estados Unidos y la Unión Europea- permita mantener una posición relevante, aunque con menos fruta que en años previos.