Uruguay se prepara para un nuevo impacto de La Niña
El fenómeno climático amenaza con traer más calor y menos lluvias en la campaña 2025-2026, generando preocupación en el sector agrícola.
Los pronósticos internacionales anticipan un escenario complejo para el agro uruguayo. Con señales cada vez más claras en el Pacífico, La Niña podría instalarse entre fines de 2025 y comienzos de 2026, reduciendo las lluvias y elevando las temperaturas en el Cono Sur.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), la probabilidad de que La Niña se consolide entre diciembre y febrero alcanza el 54%, con efectos que podrían prolongarse hasta abril de 2026. Según el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI), la chance de que se establezca ya en el último trimestre de 2025 sube al 60%.
El fenómeno, caracterizado por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial, altera los patrones globales de circulación atmosférica. En el caso del Cono Sur, suele derivar en veranos más cálidos y secos, un riesgo que Uruguay conoce de cerca tras años de sequías recurrentes.
La consultora Metsul confirmó que en las primeras semanas de octubre se observaron anomalías negativas en la temperatura del mar durante dos semanas consecutivas, una señal firme del inicio de un episodio de La Niña.
De cumplirse los pronósticos, la primavera de 2025 comenzaría ya con déficit hídrico, que se intensificaría durante el verano, afectando cultivos extensivos como soja, maíz y trigo, además de la ganadería, que depende de la disponibilidad de pasturas.
La experiencia más cercana ocurrió durante la La Niña 2020-2022, considerada una de las sequías más severas en seis décadas en el Río de la Plata. En Argentina, la falta de agua provocó una pérdida de casi 30 millones de toneladas de granos entre soja, maíz y trigo.
Para Uruguay, la advertencia no es menor: los déficits hídricos comprometen tanto la agricultura de secano como la disponibilidad de agua para riego, lechería y abastecimiento de ganado. A la vez, impactan en las reservas de energía hidroeléctrica, un pilar de la matriz energética del país.
Mientras tanto, los pronósticos sugieren un escenario opuesto en el norte y nordeste de Brasil, donde se esperan más lluvias y hasta posibles inundaciones, evidenciando cómo el mismo fenómeno genera impactos contrastantes dentro de la región.
Un desafío para la planificación
Con los antecedentes recientes y la vulnerabilidad creciente frente al cambio climático, los especialistas recomiendan al sector agropecuario uruguayo adelantar estrategias de manejo de suelos y agua, reforzar la planificación de cultivos y apostar a tecnologías de eficiencia hídrica.
La confirmación de La Niña podría llegar en las próximas semanas, ya que los organismos internacionales requieren entre cuatro y seis semanas consecutivas de anomalías negativas para oficializar el inicio del episodio.
De consolidarse, Uruguay enfrentará un nuevo ciclo de incertidumbre climática, en el que la anticipación y la coordinación entre productores, gremiales y autoridades serán claves para mitigar el impacto.