La amenaza avanza en silencio: el picudo rojo pone en jaque a las palmeras en Uruguay
El insecto invasor ha sido detectado en jardines, plazas y espacios públicos del área metropolitana. Las autoridades activaron protocolos de contención y piden colaboración para evitar la propagación de la plaga, que ya ha causado estragos en Europa.
El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), un escarabajo considerado una de las plagas más destructivas para las palmeras a nivel global, fue detectado por primera vez en Uruguay, lo que activó de inmediato los protocolos del Ministerio de Ambiente (MA) para contener su propagación.
La presencia del insecto fue confirmada en Montevideo, Canelones y San José, en áreas urbanas, plazas, jardines y viveros. El riesgo es alto: este coleóptero invasor puede destruir completamente una palmera desde el interior, sin síntomas visibles hasta fases avanzadas. Las especies más vulnerables en el país son la palmera canaria (Phoenix canariensis) y otras variedades ornamentales.
La plaga ya ha dejado daños graves en regiones de Europa, África del Norte y Asia, y ha sido reportada también en países vecinos como Brasil y Argentina. Uruguay se suma así al mapa regional de alerta fitosanitaria.
Monitoreo activo y llamado a la ciudadanía
El MA comenzó a ejecutar una estrategia de vigilancia y erradicación basada en detección temprana, control de focos y eliminación de ejemplares infectados. Además, se estableció una red de cooperación con intendencias, técnicos forestales, viveristas y paisajistas para frenar la expansión.
Desde la cartera ambiental se solicita también la colaboración ciudadana: ante palmeras con hojas secas, caída del penacho o signos de perforación en el tronco, debe realizarse el reporte inmediato. Estos síntomas pueden indicar presencia del picudo en fase larval.
Los técnicos advierten que una vez que la plaga se instala en el interior del árbol, no hay forma de salvarlo, por lo que actuar rápido es clave para evitar pérdidas masivas de ejemplares en el arbolado urbano y espacios públicos. También se pidió no trasladar palmas ni restos vegetales entre localidades para no favorecer su dispersión.
A nivel económico, los costos de reposición pueden ser elevados, especialmente en municipios costeros o áreas protegidas donde las palmeras forman parte del paisaje identitario. El MA refuerza así su compromiso con la vigilancia ambiental y el cuidado del patrimonio forestal del país.