Uruguay

Arroz uruguayo: baja de precios, escasez de agua y conflicto con Panamá complican al sector

El sector atraviesa un escenario desafiante: caída del 38% en los precios internacionales, altos costos, menos agua en represas y la cancelación de un negocio con Panamá que dejó pérdidas millonarias.

El sector arrocero uruguayo atraviesa un momento complejo tras varios años de bonanza. La caída de los precios internacionales, cercana al 38%, se suma a una demanda que no reacciona con fuerza, un dólar debilitado, altos costos de producción y un escenario climático con represas del este del país sin llenarse completamente. A este panorama adverso se agrega el malestar por la cancelación de un contrato de exportación a Panamá, lo que acentuó la preocupación entre productores e industriales.

El precio provisorio del arroz fijado al 30 de junio de 2025 quedó en US$ 11,05 por bolsa de 50 kilos de arroz sano, seco y limpio, con un préstamo de la industria de US$ 0,45 que eleva el ingreso neto a US$ 11,50. Sin embargo, este valor es US$ 6 menor al precio definitivo de la campaña anterior, cuando el récord histórico alcanzó US$ 17,05 por bolsa. El contraste refleja el giro brusco que enfrenta la actividad tras un 2024 excepcional.

En paralelo, la zafra dejó un volumen récord de producción y el país mantiene su perfil netamente exportador, con más del 95% de la cosecha destinada a mercados externos. Aun así, el negocio perdió dinamismo en los últimos meses y los agricultores encaran la próxima siembra con cautela. La superficie sembrada, que en 2024 alcanzó 182.000 hectáreas, probablemente caiga de manera significativa este año, presionada por la falta de agua y los menores márgenes económicos.

El clima es una variable central. Aunque las lluvias recientes dieron cierto alivio, varias represas clave del este siguen con niveles insuficientes. Esto limita las posibilidades de riego y condiciona la planificación de los agricultores, que dependen de la disponibilidad de agua para definir el área a sembrar. La situación eleva la incertidumbre y obliga a tomar decisiones más conservadoras en un sector que ha sido ejemplo de productividad en la agricultura uruguaya.

A la par de estos desafíos productivos y financieros, el sector vivió un episodio de tensión comercial con Panamá, un mercado tradicional para el arroz cáscara uruguayo que suele importar unas 100.000 toneladas por campaña. Este año, sin embargo, apenas se embarcaron unas 20.000 toneladas.

El conflicto surgió tras la firma de un contrato para enviar un segundo barco a Panamá en julio. La carga estaba lista en el puerto de Montevideo cuando el 31 de julio el gobierno panameño emitió un decreto que establecía que las compras de arroz serían en adelante por cuenta y orden del Estado, bajo el argumento de proteger a los productores locales. Como consecuencia, el comprador panameño comunicó que no podía recibir la mercadería y el barco retornó vacío a inicios de agosto, generando una pérdida estimada en más de US$ 2,5 millones para la empresa uruguaya involucrada, principalmente por fletes y movimientos logísticos.

El episodio causó malestar en el sector arrocero, que remarca que Panamá es un socio histórico y que el contrato se había firmado antes de la entrada en vigor del decreto. La molestia aumentó cuando, pocos días después, se conoció que un barco con arroz cáscara proveniente de Brasil fue descargado en Panamá bajo coordinación de su propio gobierno.

La Asociación Cultivadores de Arroz transmitió su preocupación a las autoridades uruguayas y reclamó garantías para que, en el futuro, los negocios puedan desarrollarse con mayor seguridad. El planteo de fondo es que, si bien los contratos entre privados implican riesgos propios, el respaldo institucional y la diplomacia comercial son claves para sostener la confianza en mercados estratégicos.

Las perspectivas para el resto de 2025 son desafiantes. Los analistas no esperan una recuperación inmediata de los precios y advierten que los agricultores deberán ajustar costos y planificar con prudencia. La siembra, prevista para las próximas semanas, se perfila con una reducción de superficie frente al año pasado, confirmando que el sector entra en una fase de ajuste tras el récord productivo.

En este marco, la resiliencia del arroz uruguayo dependerá de su capacidad de mantener la productividad y eficiencia, al tiempo que busca recomponer la confianza comercial con socios tradicionales y abrir nuevas oportunidades que aseguren la colocación de la producción en los mercados internacionales.

Agrolatam.com
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