Zafra de maíz sigue afectada por baja producción
A mitad de 2025, el impacto de la zafra de maíz sigue sintiéndose: menor rendimiento por hectárea, altos costos de producción y desafíos logísticos redujeron los envíos a solo 1,9 millones de toneladas, según Capeco.
A junio de 2025, la zafra de maíz 2024 aún deja su huella negativa en el campo paraguayo. Según datos de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), las exportaciones totales del cereal durante el periodo junio 2024 - abril 2025 llegaron apenas a 1,9 millones de toneladas, marcando un descenso sustancial respecto a campañas anteriores.

El menor rendimiento por hectárea, la retracción en superficie sembrada y las condiciones climáticas adversas condicionaron una campaña marcada por la incertidumbre. La persistencia del déficit hídrico, sumada al aumento en los costos de insumos, impactaron la capacidad de inversión de los productores, en especial los pequeños y medianos.
Consecuencias en toda la cadena agroindustrial
Esta menor disponibilidad de grano genera un efecto dominó en todo el ecosistema productivo:
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Exportadores con menor volumen disponible, reduciendo su margen operativo.
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Frigoríficos y empresas avícolas afectadas por el encarecimiento del maíz, insumo esencial para alimentación animal.
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Mercado interno tensionado, con precios volátiles que golpean tanto a la producción como al consumo.
En un contexto global de precios fluctuantes y presión por la trazabilidad, la competitividad del maíz paraguayo queda comprometida si no se abordan los cuellos de botella estructurales.
Mirando adelante: ¿cómo revertir la tendencia?
Frente a este escenario, especialistas coinciden en tres ejes clave para recuperar el terreno perdido:
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Clima y manejo: adopción de semillas más resistentes, tecnologías de monitoreo y estrategias de siembra adaptadas a eventos extremos.
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Financiamiento inteligente: mayor acceso al crédito rural con tasas preferenciales, especialmente para la compra de insumos críticos.
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Logística y política pública: inversión en caminos rurales, dragado efectivo de la hidrovía y coordinación entre el MAG, Capeco y gobiernos locales.
El desafío no es solo técnico, sino estratégico: hacer del maíz un cultivo resiliente, rentable y trazable, alineado con las exigencias de los mercados internacionales y con capacidad de sostener la seguridad alimentaria local.