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China da señales de alerta por su dependencia agrícola de Brasil y abre interrogantes globales

Una caída sorpresiva en las importaciones agrícolas chinas durante junio encendió las alarmas: Pekín empieza a cuestionar su fuerte dependencia de Brasil y reabre el debate sobre la resiliencia del sistema agroalimentario mundial.

Las importaciones agrícolas de China cayeron de forma inesperada en junio de 2025, generando preocupaciones internas sobre la excesiva dependencia del país respecto de Brasil como proveedor clave de soja, maíz y carne. El dato no solo resuena en Pekín, sino que también replantea los equilibrios de las cadenas de suministro agroalimentarias a nivel global.

Según el reporte publicado por AInvest, esta caída se produce en un momento delicado para el comercio internacional, marcado por la volatilidad climática, las tensiones geopolíticas y la reconfiguración de alianzas comerciales. En ese contexto, China evalúa diversificar su cartera de proveedores agrícolas, una decisión que podría redibujar el mapa de oportunidades para otros países exportadores como Estados Unidos, Argentina y Rusia.

Brasil ha sido, durante más de una década, el principal socio agrícola de China, en especial tras la guerra comercial entre China y EE.UU., que llevó a Pekín a redoblar sus compras en Sudamérica. Sin embargo, la magnitud de esa dependencia se ha vuelto un tema de preocupación estratégica para las autoridades chinas.

Además del factor geopolítico, el riesgo climático pesa cada vez más. Eventos como las sequías prolongadas, los incendios en la Amazonía o las interrupciones logísticas en los puertos brasileños están siendo considerados como amenazas a la seguridad alimentaria china. "La resiliencia de las cadenas de suministro agrícolas está en juego", advierten analistas.

La caída en las importaciones también expone un dilema interno: cómo garantizar el abastecimiento a más de 1.400 millones de personas en un mundo donde el cambio climático y las guerras comerciales desafían los modelos tradicionales de comercio.

En paralelo, los mercados globales observan con atención los pasos que dará Pekín: un giro en su política de abastecimiento podría impactar en los precios de commodities, alterar flujos de comercio y abrir nuevas oportunidades -o tensiones- en regiones agrícolas clave.

Una estrategia más distribuida, donde China podría avanzar en acuerdos bilaterales con otros países productores, invertir en desarrollo agrícola en África y Asia, e incluso acelerar su autosuficiencia en ciertos cultivos estratégicos.

Agrolatam.com
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