Producción Lechera: Señales de mejora en un escenario todavía frágil
Luego de tres años críticos, la lechería argentina muestra algunos indicadores positivos: mejora la relación insumo-producto, crece el consumo en ciertos sectores y se mantiene firme la exportación.
Tras tres campañas marcadas por la sequía y la pérdida de rentabilidad, la lechería argentina atraviesa un período de reactivación. El precio promedio pagado al productor en junio fue de 472,87 pesos por litro, según datos de Siglea, mostrando una mejora gradual respecto a los 467,92 de mayo. La clave: una mejor relación entre leche e insumos. Hoy, con un litro de leche se pueden adquirir hasta dos kilos de maíz, duplicando la capacidad de compra respecto a 2023.
Uno de los datos más alentadores es el aumento del consumo. Entre enero y mayo de 2025, el argentino promedio consumió 195,7 litros de leche por habitante y por año, un número que rompe con la inercia de estancamiento anterior. Sin embargo, el consultor Marcos Snyder advierte que el crecimiento se concentra en los sectores socioeconómicos más altos, mientras que muchas industrias lácteas pequeñas aún no sienten ese repunte.
Exportaciones: una válvula de escape rentable
El 26,1% del volumen total de leche producida se destina hoy a exportación, con precios internacionales superiores a los 3500 U$S por tonelada para la leche en polvo. En un contexto de tipo de cambio favorable y precios internacionales estables, la exportación aparece como una opción sólida para sostener el negocio lechero, particularmente si el consumo interno no logra traccionar de forma pareja.
Forraje en abundancia: un aliado clave
Las condiciones climáticas han sido benévolas en lo que va del año. Las principales cuencas lecheras cuentan con buena humedad, lo que permitió una excelente producción de verdeos de invierno y pasturas. Esto repercute positivamente en la nutrición animal y en los costos de alimentación, mejorando la eficiencia productiva en tambos de todas las escalas.
El interrogante más grande es qué sucederá en los próximos meses. Con una producción que crece interanualmente, la combinación entre exportación sólida y un consumo interno que comienza a responder es clave. Si la estabilidad macroeconómica se mantiene y los precios no caen en términos reales, el sector podría consolidar este nuevo ciclo de crecimiento.
"El equilibrio entre producción, consumo y exportación es frágil, pero si las condiciones actuales se sostienen, no debería haber una caída brusca de precios en primavera", sostiene Snyder. La devaluación reciente, aunque impacta en costos, mejora la competitividad exportadora y puede amortiguar una sobreoferta interna.
La producción lechera argentina vuelve a respirar tras años de asfixia. Los precios mejoran, el consumo repunta, las exportaciones se mantienen firmes y el forraje acompaña. Aún persisten desafíos, especialmente en la distribución del consumo y en la sostenibilidad del repunte, pero el horizonte muestra señales alentadoras. Para el productor lechero, es tiempo de seguir apostando con prudencia, pero con renovado optimismo.