Veterinarios y zootecnistas: los guardianes invisibles del bienestar animal y la seguridad alimentaria en Guatemala
Más allá del consultorio: profesionales que sostienen la salud pública, el desarrollo rural y la economía agropecuaria Guatemala conmemora el rol fundamental de los médicos veterinarios y zootecnistas, pilares que garantizan no solo la salud de los animales, sino también la inocuidad de los alimentos, el bienestar rural y el equilibrio ambiental.
En el marco de su día nacional, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) rindió homenaje a estos profesionales, destacando su papel clave en la transformación del sector agroalimentario.
Contrario a la visión tradicional de que el veterinario solo trabaja con mascotas, los médicos veterinarios y zootecnistas están presentes en todos los eslabones de la cadena agroproductiva: desde el control sanitario en hatos ganaderos hasta la formulación de políticas públicas en salud animal, pasando por el monitoreo de enfermedades zoonóticas, la investigación genética y el acompañamiento técnico a pequeños productores.
"Son agentes de salud pública que previenen enfermedades, aseguran el bienestar animal y fortalecen la producción sostenible", expresó el titular del MAGA, Édgar De León, durante el acto conmemorativo.
Además, su trabajo tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria, ya que aseguran que los productos de origen animal -como leche, carne o huevos- lleguen al consumidor en condiciones higiénicas y con estándares de calidad.
Ciencia, campo y compromiso
En Guatemala, más de 5.000 profesionales veterinarios y zootecnistas trabajan en zonas rurales, muchas veces en condiciones adversas, asistiendo a comunidades campesinas y poblaciones vulnerables. Son ellos quienes atienden emergencias zoosanitarias, vacunan animales, capacitan en buenas prácticas ganaderas y monitorean brotes que podrían afectar tanto la producción como la salud humana.
La zootecnia, por su parte, se enfoca en la mejora genética, nutrición, reproducción y manejo racional de especies animales destinadas al consumo. Los zootecnistas no solo buscan maximizar la productividad, sino también preservar el bienestar animal y minimizar el impacto ambiental de los sistemas de producción.
Aporte clave a la economía agropecuaria
El trabajo de estos profesionales sustenta gran parte del aparato productivo rural. Solo en 2024, el sector pecuario aportó más del 35% del PIB agropecuario guatemalteco, siendo fundamental en la generación de empleo, abastecimiento interno y exportaciones.
Las autoridades destacaron que el fortalecimiento institucional del sistema veterinario es prioritario para mantener mercados internacionales abiertos, cumplir con normas sanitarias y responder ante posibles epidemias como la fiebre aftosa o la influenza aviar.
Visión One Health: una sola salud para todos
Uno de los ejes estratégicos que destaca el MAGA es la adopción del enfoque "Una sola salud" (One Health), que integra la salud humana, animal y ambiental como un sistema interconectado. En este marco, el rol de los veterinarios es esencial para anticipar, controlar y mitigar riesgos sanitarios con enfoque preventivo.
"El bienestar humano comienza por la salud del entorno y de los animales con los que convivimos y nos alimentamos", señaló la directora del Viceministerio de Sanidad Agropecuaria y Regulaciones (VISAR), durante el evento.
A pesar de su importancia estratégica, la formación y reconocimiento de los veterinarios y zootecnistas aún enfrenta desafíos en Guatemala. Se necesita mayor inversión en educación, actualización técnica, infraestructura de laboratorios y políticas de retención de talento en zonas rurales.
Desde las universidades y colegios profesionales se insiste en la necesidad de reforzar la presencia del veterinario en escuelas, municipios y sistemas de extensión rural, como agente de cambio social y promotor del desarrollo sostenible.
Los veterinarios y zootecnistas no solo cuidan a los animales: cuidan también la salud humana, el ambiente y la economía de Guatemala. En un contexto global de crecientes amenazas sanitarias y cambio climático, su rol es más vital que nunca. Revalorarlos no es solo un acto de justicia, sino una apuesta estratégica por un país más saludable, resiliente y productivo.