El último informe agroclimático de la Bolsa de Cereales, difundido el 29 de octubre, advierte sobre una semana marcada por contrastes extremos en el sudeste de Sudamérica. Las lluvias moderadas a muy abundantes se concentrarán sobre el norte del área agrícola, con tormentas intensas en Paraguay y la Mesopotamia, mientras el centro y sur del país enfrentarán un panorama más seco y con riesgo de heladas.

El ingreso de vientos polares mantendrá las temperaturas por debajo de lo normal en el arranque del período, pero pronto regresarán los vientos del Trópico, elevando los valores térmicos en gran parte del territorio. Se esperan focos de calor intenso de más de 35°C, especialmente en el norte del país, que contrastarán con los registros bajos en la Región Pampeana y el Uruguay, donde podría haber heladas localizadas e incluso meteorológicas en las serranías bonaerenses.

En el plano productivo, este escenario mixto llega en un momento clave para la siembra de soja y maíz. En el norte, los excesos hídricos podrían retrasar las labores de campo, mientras que en el sur bonaerense persiste la preocupación por las heladas tardías, que aún pueden afectar trigos en espigazón y cultivos de cobertura. Las tormentas previstas para el noreste también implican riesgo de granizo y desbordes, una amenaza constante para las economías regionales.

El informe señala además que el Brasil agrícola vive su propio desafío: una ola de calor extremo con temperaturas superiores a 40°C en amplias zonas del Cerrado y la Amazonia, y lluvias que siguen demoradas, un patrón que podría retrasar las siembras de soja y maíz de verano, afectando los flujos regionales de oferta de granos.

Hacia la segunda semana de noviembre, el panorama no se estabilizará del todo. Se esperan lluvias de variada intensidad en casi todo el Cono Sur, con nuevas tormentas sobre el Paraguay y el norte argentino, acompañadas por fuertes oscilaciones térmicas que mantendrán el riesgo de heladas puntuales en Cuyo y Buenos Aires.

En este contexto, el clima vuelve a poner a prueba la resiliencia del agro argentino. Con zonas bajo exceso hídrico y otras amenazadas por el frío, los productores deberán ajustar su planificación para mitigar daños y sostener la productividad. La evolución del fenómeno El Niño será determinante para definir si la campaña 2025/26 marcará una recuperación sostenida o un nuevo desafío climático para la región.