El Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) organizó en Anzoátegui una serie de jornadas estratégicas que reunieron a investigadores, extensionistas y productores locales con el objetivo de fomentar el intercambio de conocimientos y promover la adopción de prácticas agrícolas adaptadas a los desafíos actuales del sector. El encuentro permitió evaluar e implementar herramientas y estrategias para aumentar la eficiencia, la rentabilidad y la resiliencia de la agricultura regional.

Durante las jornadas, expertos del INIA presentaron estudios y experiencias en áreas clave para la agricultura moderna, como el manejo integrado de plagas, la conservación de suelos y la optimización del uso del agua en contextos de estrés climático. También se abordaron otros temas vitales para la competitividad agrícola, como la selección de variedades adaptadas al clima, la agricultura digital y de precisión, y el fortalecimiento de la agricultura familiar como eje del sistema productivo.

Uno de los principales ejes del encuentro estuvo marcado por la necesidad de garantizar que los productores locales puedan responder de manera efectiva a la variabilidad climática y a las demandas de un mercado cada vez más competitivo e informado. A través de talleres prácticos y sesiones de intercambio de experiencias, los técnicos del INIA brindaron herramientas para la adopción de prácticas agrícolas que sean ambientalmente sostenibles y, al mismo tiempo, económicamente viables.

Esta iniciativa, en línea con las políticas nacionales para garantizar la soberanía y seguridad alimentaria, destaca la importancia de invertir en investigación, transferencia de tecnología y fortalecimiento de capacidades para garantizar que los productores locales -especialmente los pequeños y medianos- tengan acceso a la innovación agrícola.

Con actividades de este tipo, el INIA reafirma su compromiso de apoyar la transformación de la agricultura en Anzoátegui y en otras regiones del país, promoviendo un modelo de producción basado en la eficiencia de recursos, la resiliencia frente al cambio climático y la conservación de los ecosistemas locales. El fortalecimiento de la agricultura sostenible representa no solo una ventaja para la economía rural, sino un camino claro para garantizar alimentos seguros y accesibles para toda la población venezolana.