Brasil

El tarifazo llegó, pero con excepciones: la reacción calculada de Brasil ante la ofensiva de Trump

El Gobierno de Lula respira, aunque no celebra: Estados Unidos impone un arancel del 50% a las exportaciones brasileñas, pero con cientos de excepciones. Brasil apuesta a una negociación para evitar daños mayores al comercio bilateral.

El giro proteccionista de EE. UU. golpea a Brasil, pero deja abierta la puerta al diálogo

La decisión del presidente Donald Trump de aplicar un arancel del 50% a las importaciones brasileñas encendió las alarmas en Brasilia. Sin embargo, entre los despachos del Palacio del Planalto, la lectura dominante es que "pudo ser peor": el paquete comercial estadounidense incluye casi 700 productos exceptuados, lo que brinda margen para una estrategia diplomática.

La medida, enmarcada en una nueva fase proteccionista de la administración Trump, afectaría a productos clave de la economía brasileña, especialmente del sector industrial y agroexportador. Pero el detalle fino de las exclusiones -aún bajo análisis- muestra que muchos ítems sensibles, como ciertos bienes manufacturados y alimentos procesados, habrían quedado fuera del tarifazo.

Lula busca preservar la relación con Estados Unidos

El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva mantiene una postura de moderación y pragmatismo, intentando evitar una escalada que complique aún más el comercio bilateral. Según fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores, se activaron canales de negociación inmediata con el Departamento de Comercio de EE. UU., mientras Itamaraty ya estudia presentar alegaciones técnicas y jurídicas para limitar el impacto de la medida.

En un contexto donde Estados Unidos vuelve a endurecer su política comercial, Lula busca sostener una relación fluida con Washington sin ceder soberanía industrial ni perder competitividad. "No vamos a romper puentes", indicaron voceros oficiales. Al contrario, Brasil quiere abrir una "mesa técnica" que permita revisar el alcance real del arancel y sus consecuencias sectoriales.

El agro y la industria, en alerta

Los sectores más expuestos son los de agroindustria, acero, aluminio, celulosa y autopartes, todos con fuerte peso en las exportaciones brasileñas. Si bien algunos productos quedaron excluidos, la incertidumbre afecta contratos, logística y previsibilidad de precios, especialmente en mercados donde Brasil competía con proveedores asiáticos o latinoamericanos.

Empresarios del agro brasileño temen que productos como carne bovina, jugo de naranja, café procesado y etanol puedan ser alcanzados por las subas, incluso de manera indirecta, mediante barreras no arancelarias. El riesgo es que la confianza del importador estadounidense se debilite, aún cuando el producto no esté formalmente gravado.

¿Resistencia o realineamiento comercial?

El movimiento de Trump parece apuntar a reforzar la industria estadounidense en pleno año electoral, pero Brasil no quiere quedar atrapado en una lógica de guerra comercial global. Al contrario, Lula ya insinuó que, si la situación no mejora, buscará acuerdos compensatorios con otros socios como China, la Unión Europea y países del Mercosur, sin romper con EE. UU.

Por ahora, el mensaje de Brasil es claro: cautela, negociación y defensa activa de sus intereses, sin caer en provocaciones ni replicar medidas. La diplomacia brasileña apuesta a un margen de maniobra para proteger a su agroindustria y sostener los vínculos estratégicos con la Casa Blanca.

Agrolatam.com
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