Bolivia rompe récord en exportación de cacao con más de USD 14 millones y proyección internacional en alza
Las exportaciones superaron los USD 14 millones en 2024, con Europa y Sudamérica como principales destinos. Para 2025 se espera mantener el dinamismo, y en 2026 el sector apunta a consolidar el cacao como emblema de exportación sostenible.
El cacao boliviano atraviesa una etapa histórica en su desarrollo exportador. Tras alcanzar en 2024 un récord de USD 14,1 millones en ventas internacionales y registrar un crecimiento del 273 % en volumen exportado frente al año anterior, el sector se ha consolidado como uno de los más dinámicos del agro nacional.
El salto respecto a los casi USD 3 millones de 2023 no solo refleja la capacidad de los productores para responder a la demanda, sino también el reconocimiento creciente de la calidad del cacao fino de aroma boliviano, considerado entre los mejores de la región amazónica.
En 2024, los Países Bajos (37 %), Alemania (11 %), Argentina (10 %) e Italia (10 %) se consolidaron como los principales compradores, confirmando la expansión de Bolivia hacia mercados de alto valor agregado. En total, el cacao boliviano llegó a 17 países, ampliando un horizonte que combina Europa como polo premium y Sudamérica como plataforma de cercanía.
Liderazgo productivo interno
A nivel interno, el departamento de La Paz fue el gran protagonista, aportando más del 90 % de las exportaciones gracias al trabajo de cooperativas y asociaciones que lograron escalar productividad, trazabilidad y cumplimiento de estándares internacionales. Santa Cruz, con un 7 % del total, mostró un crecimiento constante que evidencia el potencial de diversificación en la región oriental del país.
Este liderazgo territorial marca una tendencia: mientras La Paz sigue siendo el corazón histórico del cacao boliviano, otras zonas comienzan a ganar protagonismo y podrían ampliar la base productiva en los próximos años.
El dinamismo no se detuvo en 2024. De acuerdo con datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), hasta julio de 2025 las exportaciones de cacao y sus preparaciones sumaron USD 4,3 millones, lo que confirma que, aunque lejos del pico histórico del año pasado, el sector mantiene un ritmo positivo de ventas.
El desafío para el presente año ha estado marcado por factores externos: precios internacionales estables pero sin el impulso de 2024, mayores costos logísticos y la necesidad de consolidar contratos de mediano plazo con compradores europeos y regionales. Aun así, el balance sigue siendo favorable para los productores, que ven en el cacao una alternativa rentable frente a otros cultivos tradicionales.
La mirada está puesta en el futuro. Para 2026, los especialistas proyectan que el cacao boliviano podrá consolidar su presencia en mercados internacionales, no solo como materia prima en grano, sino también a través de productos con valor agregado como chocolates finos, manteca de cacao y preparaciones gourmet.
Las oportunidades están vinculadas a tres ejes estratégicos:
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Sostenibilidad y certificaciones: la demanda global exige trazabilidad, comercio justo y estándares ambientales. Bolivia ya avanza en programas de certificación orgánica y de denominación de origen que podrían abrir puertas en nichos premium.
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Infraestructura y transformación: el reto será invertir en plantas de procesamiento que permitan transformar el grano en derivados de mayor valor económico.
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Expansión territorial: Santa Cruz, Beni y Pando figuran como zonas con potencial para ampliar la frontera del cacao bajo esquemas de diversificación agrícola.
En paralelo, se prevé un mayor acceso a financiamiento para pequeños productores, con el objetivo de mejorar la capacidad de acopio, modernizar prácticas y garantizar continuidad en las exportaciones.
Un producto estratégico para la diversificación
El éxito del cacao se enmarca en la necesidad del país de diversificar su matriz exportadora, tradicionalmente concentrada en hidrocarburos y minerales. El impulso cacaotero representa una señal alentadora de que los productos agrícolas pueden ganar espacio en la economía externa boliviana, generando empleo, ingresos rurales y una identidad diferenciada en el mercado global.
Al respecto, los analistas destacan que el cacao boliviano posee un atributo clave: su origen amazónico, que lo posiciona en la categoría de "cacao fino de aroma", altamente demandado por chocolaterías artesanales y grandes marcas internacionales.
De cara a 2026, el reto será sostener el entusiasmo generado por el récord de 2024 y transformarlo en una estrategia de largo plazo. Esto implica mejorar la articulación entre productores, Estado e industria, avanzar en innovación tecnológica y garantizar que los beneficios económicos lleguen a las comunidades rurales que constituyen la base del sistema productivo.
Con un 2024 histórico, un 2025 en marcha con resultados positivos y un 2026 cargado de expectativas, el cacao boliviano se prepara para convertirse en un símbolo de exportación sostenible y competitiva, capaz de proyectar a Bolivia como un actor relevante en el mercado mundial del chocolate.