Golpe al café brasileño: tostadores de EE. UU. frenan compras por aranceles del 50%
El país sudamericano enfrenta ahora el reto de redirigir su producción hacia Europa y China.
El freno de Estados Unidos y sus efectos en Brasil
Desde el 6 de agosto, el café brasileño enfrenta un arancel del 50% en el mercado estadounidense. La medida paralizó los contratos y generó incertidumbre en los exportadores, que ven cómo los tostadores buscan postergar envíos o cancelar compras para evitar el sobrecosto.
El impacto es considerable: un tercio del café verde consumido en EE. UU. proviene habitualmente de Brasil, que además lidera la producción mundial de arábica, grano clave para mezclas tradicionales e incluso para cadenas globales como Starbucks. "Nadie está comprando nada", resumió el corredor Thiago Cazarini al describir el freno total en las negociaciones.
Aunque algunos tostadores cuentan con inventario para unas semanas, la presión crece. Empresas como Zaza Coffee y Gregorys Coffee advirtieron que, de mantenerse la política, se verán obligadas a sustituir café brasileño por granos de Centroamérica, México o Perú, aunque difícilmente puedan igualar los volúmenes ni el perfil de sabor.
Brasil busca nuevos destinos: Europa y China en la mira
La desaceleración en el comercio con Estados Unidos obliga a Brasil a reorientar sus exportaciones. Expertos prevén que una mayor parte de los embarques se destine a Europa, donde la demanda de café trazable aumentará con las nuevas normas de deforestación, y a China, mercado emergente que consolida su consumo año tras año.
Para el Consejo Brasileño de Exportadores de Café (Cecafé), esta coyuntura reafirma la necesidad de diversificar mercados y fortalecer alianzas estratégicas. Sin embargo, la preocupación persiste dentro del país: el café es uno de los pilares del agronegocio brasileño, y la caída de ventas a EE. UU. podría presionar los precios internacionales y reducir ingresos en toda la cadena productiva.
El futuro inmediato dependerá de si los gravámenes se mantienen o se negocia una salida diplomática. Mientras tanto, Brasil apuesta a su capacidad productiva y logística para sostener su liderazgo mundial, aunque bajo un escenario comercial más desafiante.